Revista Insólito

Qué son las ciberadicciones y cómo tratarlas

Por Rferrari @saludigital

Es evidente que se ha producido un gran cambio de paradigma desde la visión de McLuhan de la aldea global (1989) hasta el uso de teléfonos móviles que en 2018 ascendía a 5135 mil millones de personas (68% de la población mundial). Las categorías de tiempo y espacio tal y como se entendían hace 20 años están totalmente abolidas y un nuevo criterio de “realidad” ha llegado para quedarse. El uso de Internet es masivo tanto en dispositivos móviles para entretenimiento pero también en todo tipo de actividades : salud, educación, economía, turismo, etc.

Con el cambio en las costumbres y hábitos de comunicación social, surgen también nuevas pautas en las conductas individuales. En este sentido la Ciberpsicología, esa nueva rama de estudio que trabaja en el análisis de los comportamientos en la Red, hace ya tiempo que analiza el tema de los patrones de uso de las redes sociales.

En un mundo en el que privan las conductas adictivas con y sin sustancias, el uso abusivo de pantallas se ha transformado en un desafío para los psicoterapeutas..

Hagamos un poco de historia: el término “Desorden por abuso de Internet” fue propuesto en tono de broma por el Dr Ivan Goldberg en 1995 . Goldberg refirió un “síndrome” con aumento de la ansiedad y necesidad de conectarse muchas horas, incluso proponía crear grupos de “ciberadictos anónimos”. Involuntariamente abrió un debate en donde se fue mezclando la acción de algunos colegas como la Dra Kimberly Young, fundadora del primer Centro de Recuperación de Adicción a Internet- con el relato de personas que decían padecer esos síntomas. “Si extendemos el concepto de adicción para incluir todo aquello que la gente hace en exceso, tendríamos que aplicarlo a leer libros, a hacer ejercicio, a hablar con la gente...”, declaró Goldberg a la revista The New Yorker en 1997, en un

Lo cierto es que desde ese ya lejano 1996 a la fecha han proliferado los estudios sobre estas cuestiones. Si bien el DSM-V (2014) solo ha incluido en su sección III el denominado “Internet Gaming disorder”, en referencia al uso problemático y abusivo de videojuegos y juegos de azar, ha descrito también el uso excesivo de Internet, que no alcanza el rango de trastorno psicopatológico, aun teniendo incidencias negativas en el ámbito académico, laboral o familiar. La sección III intenta avanzar en la evaluación de síntomas haciendo énfasis en el contexto cultural de los trastornos. La mayoría de la literatura que alimenta la observación de las nuevas conductas en el uso de Internet proviene de Asia y se centra en adolescentes y adultos jóvenes.

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Los estudios sugieren que cuando este colectivo accede a videojuegos y apuestas online se disparan algunas respuestas cerebrales, similares a las observadas en los consumidores de drogas. El gaming promueve sentimientos de placer y recompensa que, en su versión

máxima, se transforman en adictivos. Al identificarlos, el DSM -V facilita que se promuevan investigaciones para definir si se trata o no de un trastorno psicopatológico.

El peso de lo cultural es una variable muy importante, así vemos que el Kaohsiung Medical University Hospital (Taiwan) valoró en 2017 en un 11% el porcentaje de adolescentes obsesionado con la Red que sube al 14% en China pero por su lado la Georgia Regent University (Augusta) lo fija en un 4% en EE UU para el mismo periodo .

No obstante, El Dr, Vaughan Bell psicólogo clínico británico especializado en intervenciones psicológicas para pacientes ambulatorios psicóticos, cree que estas encuestas tienen fallos en su diseño: “Definen adicción en función del número de horas que pasamos Online, pero no refieren las causas que lo motivan. La gente es adicta a sustancias o actividades, no a un medio de comunicación. Decir que soy adicto a Internet es tan absurdo como decir que lo soy a las ondas de radio”.

Las líneas de investigación abiertas desde 2002 han sido diversas; algunas como las del Dr. Scott E. Caplan (Universidad de Delaware) han profundizado en la relación entre las características psico sociales y la respuesta a Internet. Según sus estudios, las personas ansiosas o deprimidas tienden a usar más Internet y no al revés. Desde esta perspectiva,la Red no “crea” la patología sino que es solo un canal que puede ser utilizado de muchas maneras distintas. Como psicólogos, nos enfrentamos a nuevos fenómenos asociados a cuestiones como el ciberbullying, el acoso cibernêtico, las relaciones interpersonales conflictivas mediadas por la Red y el aumento del uso problemático de los teléfonos móviles.

Desde la salud mental, el contexto ciberpsicológico es un desafío que nos impone una correcta lectura diagnóstica de las demandas de intervención, para luego trabajar en intervenciones psicoterapéuticas eficaces y eficientes. Las cinco preguntas básicas serán el primer paso en el análisis cualitativo de lo que pasa:

¿Quién? ¿Qué? ¿Cuando? ¿Dónde? y ¿Por qué?

Quién utiliza la Red : ¿un adulto?, ¿un adolescente? ¿un niño? ¿un equipo? ¿un docente? ¿un adulto mayor? ¿un equipo médico? ¿un grupo empresario? ¿un ingeniero en software?

Qué dispositivo utiliza: ¿teléfonos inteligentes? ¿Ipad? ¿ordenadores? ¿consolas de juego? ¿tablet?

Cuando lo utiliza: ¿en clase?, ¿mientras come?, ¿en reuniones con amigos o familia? ¿cuando viaja? ¿antes de ir a dormir? ¿mientras trabaja?

Y ¿cuánto tiempo emplea Online?

Dónde está el usuario: ¿en casa? ¿en el trabajo? ¿en todas partes?

¿Por qué se conecta?: ¿por aburrimiento? ¿para informarse? ¿para no perderse nada? ¿para compartir estados de ánimo? ¿para chatear? ¿para hacer visible contenido multimedia propio o ajeno? ¿para evangelizar? ¿para jugar? ¿para trabajar?

Un análisis de esa información nos permitirá encuadrar el contexto y así trabajar en una propuesta psicoterapéutica idónea. Hablar sólo del QUÉ (muchas horas conectado), sin considerar el CÓMO y sobre todo el POR QUÉ no es una estrategia correcta para definir ninguna patología, es necesario superar la mera descripción de una conducta si queremos trabajar en una clínica seria de la Psicología de Internet.

Por ejemplo, un uso abusivo de pantallas como síntoma de un desorden mayor sugerirá siempre cierto grado (elevado) de irritabilidad junto a una preocupación permanente por volver a estar en el ciberespacio. Si en la interacción online invertimos tiempo y dinero excesivo como es el caso algunos usuarios de juegos de azar online o de videojuegos. pero también si se detecta una sensación de bienestar al conectarse, se miente sobre el tiempo que se ha permanecido en la red, se alteran los patrones de sueño es probable que estemos frente a un nivel de dependencia con marcada pérdida de la autorregulación.

El Dr.Philippe Jeammet, psiquiatra francés, psicoanalista de niños y adolescentes se refiere al narcisismo en la época actual marcando una diferencia : “Hoy en día la ausencia de límites, la evolución muy rápida del sistema de valores y sobre todo el derrumbe de las prohibiciones han sido reemplazados por una exigencia de rendimiento”…

¿Y si en vez de educar a los hijos empezamos por los padres?

Solo hay que fijarse en el éxito de los blogs de desarrollo personal y la búsqueda de “logros extraordinarios” como medición del éxito. ¿Cuántos amigos tienes en Facebook? ¿Cuantos seguidores en Twitter o Instagram? Se trata de nuevos discursos, nuevos escenarios para viejas cuestiones. El narcisismo se instala en la Red alimentando el exceso de egocentrismo y la dependencia extrema de la “admiración” de los otros y evitando aquellos datos que sean contrarios a la autoimagen inflada en un escenario de “éxito”.

En las redes sociales suele surgir un discurso que legitima el derecho a la devaluación y la crítica despiadada en un marco generalizado de superficialidad. Es en esos casos en los que detectamos que una verdadera “furia narcisista” se ha dejado caer en las historias de esas personas “enganchadas a la Red” que comentan en la consulta sus pensamientos y emociones porque un perfil se ha borrado, un relación online ha terminado o simplemente se ha roto su ordenador o se agotó la memoria de su teléfono móvil y deben desactivar aplicaciones. .

En temas de abuso de pantallas, es raro que alguien consulte por sí mismo, generalmente es un tercero el que pide ayuda por él: es la esposa abandonada a manos de un chat nocturno, el padre preocupado por los gastos indebidos de su hijo adolescente o sus bajas notas o un amigo que está harto del monotema de lo “rewarding” que es Fortnite.

El” implicado” generalmente niega la cuestión, no cree que su relación con la pantalla esté alterando otras áreas de su vida: familia, amigos, trabajo, economía. Las horas en el ordenador nunca son suficientes, el tiempo libre y a veces también el laborable es absorbido por esta actividad..

Las personas que empiezan a pensar que quizás tengan “un problema”, intentan “resistir” imponiéndose períodos de abstinencia forzosa del ordenador al que suelen seguir verdaderos “atracones” informáticos.

En un caso como éste, en el que el aspecto del  placer ligado a la búsqueda es determinante, de nada sirve el intento de limitar la actividad compulsiva.

Para diseñar estrategias de abordaje psicoterapéutico eficaces es preciso entender que no se trata sólo de la vulnerabilidad de algunos perfiles de personalidad sino básicamente de las características que las tecnologías tienen: facilidad de acceso, funcionamiento 24/24 los 365 días del año, recompensa en corto plazo, sensación de control, ilusión de conexión social, visibilidad, posibilidad de crear personalidades ficticias, desconexión de la realidad, etc..

Aún hay pocos estudios sobre la eficacia y eficiencia de los tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos para afrontar el uso abusivo de Internet, en general se están utilizando intervenciones desde el modelo cognitivo conductual y la terapia breve centrada en Soluciones. Por ejemplo, una intervención posible pasa por apoyar la lógica del “adicto” sugiriendo ritualizar y puntualizar todavía más su búsqueda.La prescripción será entonces esforzarse por entrar en la Red a cada hora en punto y durante 5 minutos exactos pasar revista a todas las info que se desee; transcurridos esos 5 minutos, hay que dejarlo hasta la hora siguiente y así sucesivamente.La respuesta habitual a esta prescripción es que la persona que normalmente permanecía en la Red mucho tiempo, consigue mantenerse dentro de los espacios convenidos, sin el deseo de utilizar Internet en otros momentos.

De forma paralela, el hecho de “tener que” controlar cada hora las novedades durante cinco minutos induce a sentir la búsqueda ya no como una agradable compulsión sino como una obligación hacia el terapeuta y como tal no tan deseable.En este punto cambiamos la prescripción : ” entrar a la red cada dos horas”. De este modo vamos guiando al paciente para que reduzca cada vez más la cantidad de tiempo que dedica a Internet mientras va cambiando su manera de entender la cuestión: la búsqueda de informaciones pasa de ser un hábito agradable a ser una aburrida tortura de la que hay que apartarse. Obviamente si en paralelo no se trabajan las creencias, los hábitos, el uso del tiempo libre, los niveles de ansiedad, etc. no podremos hablar más que de éxitos temporales.

Otras opciones psicoterapéuticas vienen desde el marco conceptual sistémico, sobre todo en lo referente a adolescentes. Aquí no nos centramos en el síntoma sino en las relaciones familiares, buscando nuevas fórmulas de equilibrio con pautas de relación alternativas.

De todas formas, consideramos que en este tema, es imprescindible trabajar más sobre los factores protectores y la prevención primaria, y sobre todo en el desarrollo de la inteligencia emocional en sus cuatro vertientes (Goleman) : autoconocimiento y autorregulación, empatía y habilidades sociales pero también en la adaptación al cambio, el espíritu crítico y la motivación para transitar las nuevas realidades sin estar atravesados por el algoritmo de las rede

Publicado por

Raquel Ferrari

Raquel Ferrari

Lic. en Psicología, psicoterapeuta en practica privada Publicado • 3 horas 13 artículos hashtag#ciberpsicología hashtag#ehealth hashtag#tecnología hashtag#mentalhealth hashtag#psicoterapia

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