Algo bastante habitual.
Una de las lesiones más comunes que ocurren al realizar actividad deportiva son los desgarros musculares. Te invitamos a conocer acerca de esta dolencia y los consejos que Clínica MEDS te entrega para su prevención.
Es bastante habitual que, por ejemplo, un futbolista deba ser sustituido de forma abrupta debido a un desgarro, pero ¿en qué consiste esta molestia?.
Un desgarro muscular es la pérdida de continuidad del tejido muscular o de fibras musculares y que va desde dolor localizado, hasta presencia de dolor agudo, acompañado de inflamación, equimosis (hematoma), impotencia funcional y deformación estructural, pudiendo ser clasificada de acuerdo a su tamaño y las estructuras involucradas.
Si bien esta lesión ocurre con mayor frecuencia en los denominados grandes grupos musculares (muslo, por ejemplo), dependerá de la actividad que lo desencadene. En el caso del fútbol, por el constante trabajo concéntrico y excéntrico que realiza el jugador, se afectan más frecuentemente los isquiotibiales y los cuádriceps.
¿Cómo prevenirlo?
De acuerdo al Kinesiólogo de Clínica MEDS, Gonzalo Mansilla, la mejor forma de prevenir este tipo de lesión pasa por tener una buena condición atlética, un buen balance muscular y por cierto, realizar un buen calentamiento antes de hacer ejercicio, y al finalizar darle los minutos suficientes a un buen trabajo de elongación.
A lo anterior hay que sumarle una buena alimentación e hidratación. “Para quienes realizan actividad física en forma permanente, un buen manejo de las cargas de entrenamiento es fundamental”, sostiene el también kinesiólogo del primer equipo de fútbol de la Universidad Católica.
La mejor manera para determinar si se trata de un desgarro o una fuerte contractura es a través de una resonancia magnética, que permite distinguir los distintos grados de lesión del músculo. Aunque, también es muy utilizada la ecotomografía.
Cabe consignar que cuando se habla de contractura, no incluye rotura de fibras sino solamente de un acortamiento de éstas. También puede producirse edema, que es líquido alrededor de la zona dañada del músculo o de roturas fibrilares.
Los plazos de retorno a la actividad dependerán de la severidad de la lesión y que pueden ir de 10 días en el caso de un desgarro miofacial leve a 8 semanas producto de un desgarro grave.
Clínica Meds