Revista Arquitectura

¿qué sucede con la arquitectura? de los proyectos faraónicos a los caprichos en la vivienda protegida

Por Paisajetransversal @paistransversal
por Ramón López de Lucio
Con solo dos días de diferencia los periódicos se hacen eco de dos noticias referidas a arquitecturas supuestamente de vanguardia que, a muy diferentes escalas, suponen notorios problemas para instituciones y usuarios. Por un lado la inauguración parcial de la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela, un proyecto de Peter Eisenmann patrocinado por Fraga Iribarne, cuyo presupuesto inicial, muy elevado (100 millones de Euros) va camino de quintuplicarse y cuyos contenidos siguen siendo inciertos. Lo que sí es seguro es su total desconexión espacial respecto a una ciudad que cuenta con importantes contenedores históricos que esperan ser reutilizados y lo exagerado de su coste que puede poner en peligro el conjunto de la política cultural gallega. Por otro, la pugna de los adjudicatarios de un edificio de vivienda protegida en el Ensanche de Vallecas, proyectado por Germán del Sol, con la promotora, la Empresa Municipal de la Vivienda del Ayuntamiento de Madrid, a cuento de unos caprichosos andamios permanentes que cubren por entero la fachada del edificio y que, teóricamente, deberían ser soporte de unas grandes enredaderas que actuaran como filtro solar y reclamo escenográfico.

¿QUÉ SUCEDE CON LA ARQUITECTURA? DE LOS PROYECTOS FARAÓNICOS A LOS CAPRICHOS EN LA VIVIENDA PROTEGIDA

Imagen que presenta el edificio de Germán del Sol en este momento

Estos dos ejemplos se multiplican en muchas ciudades españolas: proyectos faraónicos de dudosas estéticas y coste elevadísimo como la Ciudad de las Artes de Calatrava en Valencia, la paralizada Ciudad de la Justicia madrileña proyectada por Frechilla y Peláez, el pabellón-puente de Zaha Hadid en Zaragoza, etc. Pero lo más grave es, a mi juicio, el que estas iniciativas de prestigio hayan acabado contaminando las arquitecturas cotidianas, sobre todo la vivienda de promoción pública, produciendo una abundante cosecha de edificios con los que tienen que lidiar sus presuntos “beneficiarios” desde el primer día. Desde el antirreglamentario edificio Mirador o el caprichoso edificio Celosía, ambos firmados por MVRDV y Blanca Lleó y situados en Sanchinarro (en el 2º los residentes han obligado a cerrar la parcela y a clausurar los usos previstos en planta baja pero no pueden zafarse de los múltiples e inútiles “agujeros en fachada”, tan de moda, que han obligado a incrementar el número de plantas empeorando las características del patio interior, al que, para más inri, dan viviendas de orientación única), hasta los edificios del grupo Dosmasuno (alguno de cuyos dormitorios cuelgan literalmente de la fachada trasera, ofreciendo hasta 5 de sus caras a la intemperie) o del californiano Tom Mayne ( también provisto de soportes para una inexistente enredadera que debería cubrir sus angostas casas-patio y los oscuros corredores que conducen hasta ellas), ambos en el PAU de Carabanchel.

¿QUÉ SUCEDE CON LA ARQUITECTURA? DE LOS PROYECTOS FARAÓNICOS A LOS CAPRICHOS EN LA VIVIENDA PROTEGIDA

Edificio diseñado por Morphosis en el PAU de Carahanchel

Estos ejemplos, que se pueden multiplicar en distintas ciudades españolas, sugieren algunas cuestiones incómodas: ¿qué esta sucediendo con las arquitecturas de vanguardia que, con recursos públicos, construyen instituciones y promotoras municipales o autonómicas de vivienda?, ¿con qué criterios, responsabilidad e información toman sus decisiones los jurados que eligen tales proyectos?, ¿qué es lo que ensalzan las revistas profesionales y lo que se enseña en las Escuelas de Arquitectura, tan ufanas de su incontestado prestigio?, ¿por qué jamás, ni en unas ni en otras, se hacen revisiones críticas a posteriori del grado de satisfacción de los usuarios con los respectivos proyectos construidos?


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