Han pasado ya dos días desde que cruzaste la meta del Maratón de Sevilla en el Estadio de La Cartuja. Tu nombre ya va ligado a la mítica distancia, habrás superado un reto personal y seguro que sigues disfrutando de esa gran fama de maratonista en tu círculo más íntimo de amigos y familiares e incluso no descarto que hayas estado abrillantando esa medalla de finisher que va a acreditar para siempre tal condición o ponerle marco a esa foto tuya entrando en meta.
Habituales son también esas escenas justo el día después de dolor y agujetas fruto del esfuerzo brutal o los problemas para moverse con normalidad, con pasos cortos y suplicio para bajar o subir las escaleras (menos mal que hay ascensores).
Como ejemplo de ello, he aquí un vídeo promocional del Maratón de Nueva York que he encontrado y que refleja, tal vez un poco exagerado, el sentir de los corredores el día después de un maratón. Aunque es verdad que la realidad supera la ficción en algunos casos.
¿Qué te ha parecido el vídeo? ¿Has lucido la medalla de finisher en la oficina al día siguiente o has fardado de diploma con tus amigos? ¿Te ves reflejado en las escenas que aquí se muestran?
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