Después de unos días desconectados del entorno cotidiano, es normal hacer la pregunta de rigor ¿Qué tal las Fiestas? Esta pregunta se hace tanto “ de verdad” ( a los más cercanos ) como en el modo “automático” ( conocidos). Hablemos de esta segunda modalidad: el puro automatismo de cortesía y educación.
¿Qué tal las Fiestas? la cuestión se aplica a alguien con quien no tenemos excesiva relación con lo que se espera una respuesta cortés (también automática) que zanja el tema. Suele versar sobre las comilonas, la lotería o la niñería en casa. Casi todo el mundo se resigna y conforma con “la vuelta” con un comentario tipo: ”Ya tenía ganas” /“Ya no podía más” y con esto se da por finiquitada la relación cordial post-Fiestas.
Pero hay ocasiones en los que esos livianos ¿Qué tal las Fiestas?, se convierten en la pregunta Detonator. El interlocutor se olvida de que sólo debe de participar con dos escuetas frases (y acabar) y se lanza en picado. Aunque también se expresan las alegrías extremas, lo que predomina es la desgracia y en múltiples niveles. La urticaria por marisco en mal estado, la típica caída tonta el día de Navidad con sus 10 horas de espera en Urgencias, el juego de la Wii para el niño ¡vacío!, la súper-gripe-de-antibiótico justo los cuatro días que se va a la nieve, el robo de un coche la noche de Fin de Año, la avería del horno de la cocina el día de Sant Esteve ( canalones),… Todo ello, explicado con la profusión de detalles que el incidente requiere…También hay cosas graves que, por el impacto que tienen en una vida, desautomatizan la respuesta inmediatamente pero ese ya es otro nivel.
Tras oír las respuestas en el modo “Detonator”, ya sólo queda por tu parte un : “Yo, bien. Normal”. Y , de repente, ese normal se convierte en algo fabuloso…Ni averías, ni robos, ni accidentes, ni enfermedades, ni urticarias,…Sólo Normal.
Por cierto, ¿Qué tal las Fiestas? ; – )
NB : Todos los “incidentes” son reales.Incluídas las 10 horas ( de espera) en Urgencias por una caída…