
La casi total paralización de la producción petrolera de Libia tiene al mundo en ascuas. El país se encuentra al borde de la guerra civil y la crisis no parece tener una resolución rápida como fue la de Egipto. De nada sirvió el ofrecimiento de Gadaffi de entregar a cada familia la suma de 400 dólares, siguiendo a Arabia Saudita, que sobornó a su pueblo con 36.000 millones de dólares destinados a vivienda, mejoras de salud y alimentación en un plan relámpago destinado a evitar la propagación de los disturbios en la zona.
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Lea este artículo en El Blog SalmónUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización
