Esta entrada se me ocurrió casi de inmediato al ver un mural muy honorifico del nobel colombiano y desde ese entonces, había querido tomar una foto y conservarla, pero, los inconvenientes siempre son de esperar en situaciones así. Lo primero, el mural quedaba cerca de una estación de buses masivos MIO, (en Bogotá le dicen Trasmilenio), ubicada en el centro de Cali (y para nadie es un secreto que los centros de las ciudades son “peligroso”). Lo segundo, era el poco tiempo que disponía en las tardes y cada vez que pasaba cerca de ese mural, eran más de las seis de la noche y con la cámara de mi celular no se vería nada bien.
Así que decidí armarme de valor, tomar mi cámara y pedirle a mi hermana que me acompañara. Necesitaba apoyo, así ella no hiciera nada, nada más que una agradable compañía. Pedimos permiso a nuestros padres, que por ser sábado en la tarde, nos dejaron ir (claro, después de miles de advertencias) y que no nos demoráramos. Tomamos el MIO de la Terminal Menga y nos fuimos más allá de la Torre de Cali, el edificio más alto de la ciudad con una vista increíble desde las alturas… no he entrado, pero eso me han dicho. Después de hacer un trasbordo, nos encontramos en la estación San Pedro, cerca de la calle 5ta con carrera 3ra... no pregunten, también soy malo con las direcciones. Y al lado de ésta, en plena tarde calurosa caleña, el mural de Gabo en todo su esplendor, ofreciéndonos una rosa de color amarillo. Sin desperdiciar más tiempo, le dije a mi hermana que no saliera de la estación y que me esperara, ya que solo son unos cuantos pasos al salir en donde se encuentra la imagen. Tomé la foto y sentí por un momento que a pesar de todo lo malo que pueda haber en el mundo, la literatura es una herramienta para unir a las personas, y sobre todo que un exponente colombiano haya llegado tan lejos, nos deja un legado que merece ser recordado, respetado y valorado.Esta es la imagen que tomé y que me ha hecho pensar muchas cosas:
¿Está genial, no?
Pero ahí no acaba esto, porque me enteré que Cali, además de ser una ciudad muy cívica, y alegre, con un clima que calienta la sangre de buena manera y nos recuerda que el sol nos acaricia la piel cada mediodía (algunas veces parecen puños, pero bueno…), descubrí que es muy cultural. Aunque no tengamos eventos como la FILBo, los grupos de personas (bibliotecarios y amantes de los libros) hacen que las pequeñas acciones se vuelvan inmensas. Porque, la biblioteca del Centenario, ubicada en la Carrera 1ra, av. Colombia, tiene un gran mural alusivo a la obra cumbre de Gabo, Cien Años de Soledad¿Cómo habrán hecho para que toda una obra nobel cupiera en esa pared y fuera tan Gabo? No tengo idea, pero al verla de frente es magnífica. Esa vez fui solo y alcancé a tomar unas cuantas fotos:Y ya para concluir, la última foto, que sin querer, terminó siendo para mí otro mural dedicado a Gabo y a su obra más recordada. Aquí la foto sí quedó mal, porque fue con mi celular en el túnel que hay en la Terminal Menga y de noche (de hecho, la tomé el 20 el Abril), pero es la intención lo que cuenta. Como aquella vez que las “mariposas amarillas llenaron los rincones de la casa cuando Mauricio Babilonia y Meme…”, pero aquí llenaron la pared con sus bailes estáticos y belleza “inspiracional”:
Al final, menos mal que llevé a mi hermana ese día, porque es alguien con quien hablar y entiende lo que uno quiere decir y más si hablamos de libros.
Ya de regreso a casa, no dejé de pensar en qué tan fan soy al haber recorrido la ciudad en busca de Gabos inmortalizados.