Mi perdición es el picoteo así que me he preparado una infusión de té blanco con azahar y un puñado de pistachos (sin sal).
El té blanco es según dicen el mayor antioxidante que la naturaleza nos puede aportar. Además entre otras propiedades, estimula las defensas y el funcionamiento renal y combate la fatiga lo cual me viene de perlas para recuperarme del todo.Los pistachos por su parte también ayudan a aumentar las defensas y también tienen una gran capacidad antioxidante así que como veís este picoteo me aporta cosas muy buenas:)
Por otro lado estoy viviendo una época de mucho agobio a nivel personal así que necesito sacar un rato de vez en cuando para organizarme. Soy la típica fanática de las listas y eso es algo que libera mi cabeza y me relaja...siempre tengo un boli y agenda a mano y sino un cuaderno bonito como éste donde apunto cosas que tengo que hacer, propósitos, fechas clave...incluso apunto los libros que me voy leyendo etc etc...vaciar mi mente y plasmarlo en un papel es algo que me libera por dentro. Y si es acompañada de una vela mejor que mejor.
No se si os pasa a vosotras pero a mi se me queda la piel súper seca cuando me pongo enferma. Así que en cuanto empiezo a sentirme mejor y a retomar la actividad normal del día a día, me gusta poner de nuevo mi piel en condiciones óptimas.
Para ello nada mejor que los aceites. El aceite de rosa mosqueta de Marnys es 100% puro y me sirve para muchas cosas. En este caso me lo he aplicado en el rostro y enseguida noto mejoría por su gran capacidad hidratante.
El aceite de Madara es una auténtica delicia...ya os hablaré de él con más detenimiento en otra entrada. Ahora simplemente quiero comentaros que aunque su propósito es dar firmeza y prevenir la aparición de estrías, a mi también me ha servido para hidratar la piel de piernas, barriga y brazos que estaban los pobres muy deshidratados.
Me gusta tomarme mi tiempo masajeando hasta que se absorba bien...De vez en cuando necesitamos sacar tiempo pata nosotras, aunque tengamos mil quehaceres, hijos, estudios y demás. Nuestro cuerpo y nuestra mente nos lo agradecen