Entrevista por Hans Alejandro Herrera
Voraz lectora que va entre la novela y el cuento acaba de publicar el año pasado su segundo libro de cuentos, ¿Qué tengo de malo?, y se presentó en la ANTIFIL 2018 como una de las nuevas voces narrativas limeñas poseedoras de un universo femeninamente humano.
Hace poco entrevistaste a Jonathan Franzen, un autor que tú conoces muy bien. ¿Cómo fue la experiencia?
Sí, fue por Skype. Yo me había leído todos sus libros, y cuando me ofrecieron entrevistarlo me dieron nervios porque tenía que ser en inglés, y una cosa es hablar en inglés con tus amigos y otra es entrevistar a Jonathan Franzen. En la entrevista hablamos sobre el tenis y su gran pasión por las aves. Él estuvo en Lima por la FIL, pero también vino a ver aves. Él tiene en su avatar un ave.
Este año ha habido muchas denuncias a escritores pontificados por acoso como es el caso de Junot Díaz o el pontificado David Foster Wallace. Como mujer escritora, ¿cómo tomas estas denuncias?
Creo que está bien exponer ese tipo de situaciones. En la medida que alguien lo hace es más fácil para el resto denunciar. Luego está el tema de si un gran escritor debe ser una buena persona, y eso genera un conflicto para nosotros mismos con los escritores que leemos, porque leemos a alguien y lo admiramos y luego nos enteramos de cómo era. Yo escribo y aspiro a ser una buena persona.
¿Qué autores contemporáneos estás leyendo con interés?
Sobre todo, voces nuevas femeninas que van surgiendo como las peruanas Jennifer Thorndike o María Belén Milla. Además, están las autoras del resto del continente como Margarita García Cobayo que me encanta, o Mariana Enríquez y una voz muy joven y dura como la de la ecuatoriana Mónica Ojeda. También descubrí hace poco a Pilar Dughi, es una escritora peruana fenomenal.
Pero recién ahora la descubrimos. ¿Cuánto vale una autora mujer frente a un hombre?
Sí, el caso de Dughi sigue siendo injusto, y hay que pensar en Magda Portal también. Pero lo bueno de todo esto es que al menos hemos empezado a hacernos estas preguntas. Y es bueno preguntar cuántos bestsellers locales son de mujeres. Yo estoy tratando de leer más autoras mujeres que hombres, hace poco descubrí a una autora de relato de terror norteamericana, Shirley Jackson, mientras ahora están reapareciendo autoras que dábamos por olvidadas, como Anne Beattie que es una genio y está viva. Estamos todavía revalorándonos. En mi experiencia personal diré que lo peor que me han dicho es que no parecía que yo no hubiese escrito mis libros. Me pregunto, ¿si yo no fuera mujer me dirían eso?
Entre tu primer libro de cuentos, Primaria, y ¿Qué tengo de malo? han pasado varios años y solo una novela en medio.
Primaria la escribí en 2010 y la publicaron en 2012, y uno de los peros que le puso Santillana al libro era que se trataba de un libro de un universo muy femenino y que los niños no se iban a identificar. Luego el libro finalmente se publicó, pero ¿cuántos libros en nuestras vidas hemos leído que son muy masculinos? ¿De qué nos quieren hablar entonces? Luego, en el 2016, saqué una novela y después a raíz de ello reedité mi primer libro y también publiqué este segundo libro de cuentos que continúa las historias de Macarena, la protagonista que pasa ahora a la adolescencia.
¿En qué estás trabajando ahora?
Ahora mismo escribo algo que no sé qué es y no sé en qué va a terminar. Son los capítulos de una novela, pero los escribo como si fuesen cuentos. Estoy en un limbo entre el cuento y la novela, pero a diferencia de mis otras publicaciones lo que estoy escribiendo tienen que ver más con explorar mis dilemas de adulta.
A raíz del fenómeno Bolaño se ha generado toda una ola de lectores grupis. ¿Cuál es tu opinión sobre esto?
Es cierto, siempre aparecen. Esto sonará fuerte, pero por ejemplo para mí la obra de Andrés Caicedo, el autor colombiano que tiene un montón de seguidores a raíz de que murió joven, no me parece buena. Hay más un culto a la muerte, y si es un suicida más. Convertimos en personajes a personas reales, como es el caso de Foster Wallace.
Sobre Foster Wallace, es innegable su condición de autor de culto. ¿Qué te ha parecido su novela La broma infinita?
Ese libro es una locura. Tiene cientos de pie de página. Por otro lado, hay un pasaje que para mí es memorable, y es cuando se refiere al suicidio, y Foster nos describe a un hombre que va a saltar desde un rascacielos y todos abajo dicen que no lo haga, pero no ven que la persona que está en la ventana está atrapada por un fuego que lo empuja. Y esa situación de escape es la angustia.
¿Qué libro no te atreverías a leer?
Una vez tome el Ulysses de Joyce, pero lo abandoné. Supongo que lo retomaré en un futuro. Todos libros tienen su momento según cada persona. Por ejemplo, cuando leí El guardián en el centeno siendo más joven no me impresionó tanto como cuando varios años después lo releí. Las lecturas van creciendo con nosotros.
A propósito de tu participación en la ANTIFIL. ¿Qué te atrajó?
Me parece interesante que existan espacios fuera del sistema porque ayudan a que se promocionen otras voces. Además, la ANTIFIL va a un público más joven y el espacio es menos ceremonioso. En resumen, es distinto.