Mikonos vive de día y de noche, no importa que viajes en grupo, con tus hijos, con amigos, sólo…la isla te va a encantar. Si buscas playa, tendrás las más espectaculares, paisajes, aguas cristalinas; si buscas vida nocturna, tendrás la mejor fiesta, los mejores restaurantes… ¿Quién puede resistirse?
En Mikonos puedes disfrutar de playas tan tranquilas y salvajes como Psarú y Calafatis, con sus aguas transparentes, montañas verdes, casas de ensueño y ningún edificio alto en los alrededores.
Pero si lo que quieres es conocer gente, disfrutar de una buna música mientras pruebas un mojito, la mejor opción son las playas de Paradise y Super Paradise. Sus localizaciones son espectaculares, y realmente llama la atención la cantidad de gente que puede llegar a caber en una cala cerrada por ambos lados.
Pero las playas no fue lo que más me gustó de esta famosa isla Cíclada. El pueblo es sencillamente espectacular. Hay que perderse entre sus callejuelas. Con el cielo azul intenso y sus casas decoradas con flores en los balcones e iglesias ortodoxas totalmente blancas, el contraste es mágico.
Los molinos de viento miran al horizonte y se encuentran en la parte alta de la isla, donde puedes disfrutar de un atardecer de ensueño.
El barrio de Alefkándra, el más pintoresco de la isla, recuerda a Venecia; y puedes probar el pescado fresco recién cogido por los pescadores del lugar y una ensalada de queso feta y olivas en sus múltiples terracitas mirando al mar.
No podéis dejar Mikonos sin antes conocer al habitante más peculiar de la isla: Petros. Este famoso pelícano nos deleita con su mirada burlona, pidiendo comida a todos los turistas que se le acercan. ¡Pero cuidado con su largo pico!
Si vais a Grecia, no os olvidéis de esta pequeña isla del mar Egeo que estoy segura, no os defraudará.
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