La respuesta es un estudiante de Química: William Henry Perkin. Como reto, un profesor le propuso sintetizar desde cero quinina, el fármaco antimalárico, y Perkin pasó horas realizando intentos durante las vacaciones de Pascua.
Tras probar a conseguir el grupo aromático de su estructura química mediante una oxidación (y fallar miserablemente), su vaso de precipitados quedó manchado de cristales que se volvían violetas al lavarlos con alcohol. Había descubierto así la mauveína, el primer tinte orgánico sintético de la historia, que fue muy popular en la época.
"¿Qué tienen en común la malaria y los tintes sintéticos?" fue publicado originalmente el 23 de diciembre de 2016 en la Revista Intersanitaria Nacional Salus.
Adaptado del original ·"El descubrimiento del primer tinte sintético" de este mismo blog.