Te apagas, lento, pero constante. Muy poco a poco. Y cuando parece que todo está perdido, tu alma de fénix renace y bombea vida.
Luchas, con fuerza, pero cada vez se te apodera un poquito más la enfermedad.
Y, sin embargo, sonríes. Y cuando tus músculos cansados no pueden hacerlo, tu mirada lo hace. Y es una mirada profunda, sabia y tranquila.
Puedes estar tranquilo, en paz, pleno.
Puedes buscar la luz de tu estrella cuando te sientas preparado. Mereces descansar, dejar de sufrir y ser feliz.
Te mereces todo lo bueno del mundo, como sólo una persona de alma pura y mirada limpia merece.
Y mientras te preparas para tu viaje sin billete de vuelta... No dudes que nosotros seguiremos aquí, cogiéndote la mano, hablándote, besándote y mirándote, mientras nos perdemos en tus ojazos verdeazulados que nos dicen "TE QUIERO" a gritos.
Nosotros también. Siempre. TE QUEREMOS.