Cuando Europa empieza a valorar y a proteger sus raíces cristianas frente a la agresión islamista y cuando el asunto de la religión en las escuelas parecía resuelto, sin que nadie reclamase cambio alguno, el PSOE de Pedro Sánchez, cada día mas parecido al de Zapatero, aborda un asunto tan polémico e innecesario como el de la religión en las escuelas y la revisión de los acuerdos con la Santa Sede, mostrando un rostro intervencionista y autoritario que gusta poco a un electorado que desconfía de los políticos y que entra en colisión con los derechos y libertades individuales, sobre todo con el de los padres a decidir si sus hijos estudian o no religión en los colegios.
Exhibir innecesariamente poder, autoritarismo e intransigencia es una de las torpezas mayores en la política moderna.
La reacción en contra de la sociedad y la polémica desatada han sorprendido al PSOE, demostrando que ese partido continúa desconectado de la sociedad y ajeno a los deseos y sentimientos de los ciudadanos.
Si el PSOE quiere recuperar votos con su programa electoral para las elecciones del 20 de diciembre que plantee en serio la regeneración de España, la lucha contra los corruptos, la separación e independencia de los poderes, sobre todo de la politizada y sometida Justicia, la recuperación de los valores perdidos, la reforma de la desequilibrada Ley Electoral, la eliminación de los aforados y de los muchos privilegios inmerecidos de la clase política española o que imponga un severo programa de austeridad pública, pero abrir un apasionado debate sobre la religión, precisamente en estos momentos, solo demuestra estulticia.
Acosar a la religión católica precisamente cuando Europa está siendo invadida por el Islam y se plantea la defensa de sus raíces cristianas, es propio de tontos, como lo es también imitar a Podemos en el radicalismo, que es lo que está haciendo que ese partido pierda su impulso original y cada día mas votos.
Si el PSOE quisiera resurgir abandonar su preocupante decadencia, sólo tendría que regenerarse internamente, admitiendo que ha sido y es un partido corrupto, pidiendo perdón a los ciudadanos y adoptando medidas correctoras, pero prefiere prohibir que en los colegios se imparta la religión, un asunto de tercer nivel cuando en España hay dramas perentorios que los partidos políticos ignoran ante la incomprensión y desesperación de los ciudadanos.
También podría reconciliarse con los españoles si decidiera abrazar la democracia, en lugar de apoyar un sistema que sólo es una sucia oligocracia de partidos, sin participación ciudadana y sin los controles, frenos y contrapesos que la democracia exige para que el poder no se extralimite. Podría, también, presentar ante los ciudadanos un serio programa de adelgazamiento del gigantesco e incosteable Estado español, eliminando políticos innecesarios contratados e instituciones que han sido creadas por la clase política solo para beneficiar a sus militantes y amigos. Para ganar votos, podría también proponer que los mandatos de los políticos en España quedaran limitados a dos legislaturas o que los ladrones que van a la cárcel no salgan hasta que no devuelvan el botín, cambios todos ellos intensamente demandados por los ciudadanos.
Pero el PSOE, alienado, corrompido y mas tonto de lo admisible, prefiere que hablemos de religión.
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