Revista Coaching

¡Que un jefe no tiene por qué motivar!

Por Formación Y Control @FyControl

¡Que un jefe no tiene por qué motivar!

Una de las pocas ventajas de la crisis es que ya no se habla de la motivación. Estamos en una época de “camina o revienta”, y tonterías tipo “hay que motivar” ni se escuchan. Afortunadamente.

Y es que era una maldición. El sumo de la tontería, que me decía uno con toda seriedad: “a mí si se me motiva, soy bueno trabajando”. Y lo decía convencido de que la obligación del jefe “era motivarle”. Y eso en cualquier ámbito, había que “motivar a la pareja”, “a los niños para que estudiasen” y a todo dios para que hiciera cualquier cosa.

Por mi parte, llevaba años diciendo lo mismo: la obligación de un jefe NO es motivar. Un jefe no puede perder el tiempo motivando. La “motivación” es una droga dura, con la que te puedes cargar cualquier organización. Confieso que he tenido poco éxito difundiendo el mensaje.

Un jefe/a tiene que ofrecer una visión de hacia dónde vamos, marcar los objetivos, proporcionar los medios para que se alcancen, llevar el seguimiento pertinente, corregir desviaciones, celebrar éxitos y recordar que esa palabra, “éxitos” es el mayor motivador existente. A un jefe se le consiente todo, excepto que nos lleve al fracaso. La consecuencia de todo eso, y siempre consecuencia, es la motivación de la gente. Que tiene que traerla puesta de casa, y mantenerla en base a lo señalado.

Porque la obligación de un jefe no es motivar. Es no desmotivar. Que no es poco.


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