En España, tenemos un patrimonio amplísimo en el que en muchas veces no reparamos. Por eso, desde hace algún tiempo, me he propuesto conocer mejor nuestro país y he definido mi reto como el #Objetivo España. En esta ocasión, viajé a Cáceres, Ciudad Patrimonio de la Humanidad junto con otras catorce ciudades españolas (Santiago, Córdoba o Cuenca). Una ciudad con un casco antiguo muy definido, ya que solo cuenta edificios históricos tallados en piedra, y por el que perderse es un auténtico goce. Esta ciudad fue, junto a Trujillo, destino de mi última excursión, este febrero, en el intento también de hacer al menos un viaje cada mes #UnMesUnViaje. Cáceres, que he definido como la ciudad empedrada, es una pequeña maravilla que no debéis dejar de conocer cuando tengáis tiempo. Espero que al menos podáis haceros una idea a través del texto y las fotos.
La primera referencia de la ciudad, donde llevan todos los caminos y que articula el ambiente que se vive dentro de sus muros, es la Plaza Mayor. Entrada hacia el casco antiguo, al que se accede subiendo unas escaleras y traspasando el conocido Arco de la Estrella, alberga el Ayuntamiento del municipio (que como curiosidad es el más extenso de España) y de él parte la calle Pintores, la más comercial de la ciudad aunque es estrecha y también tiene su encanto. En esta zona encontraremos un montón de restaurantes y bares para poner en práctica otro de los mayores que se puede ejercitar en esta parte de España: comer.
No obstante, desde la Plaza Mayor, ya se encuentran dos de los principales monumentos antiguos: torre de Bujaco y la torre de los Púlpitos. En la primera de ellas se puede entrar. En el interior hay información acerca de la Historia del lugar y de la propia ciudad en un centro de interpretación ubicado al efecto. Pero lo mejor, al menos en mi opinión, es subir y divisar la ciudad desde lo alto, imaginando su más pura función defensiva. La torre mide diez metros, una altura no demasiado alta para lograr impresionantes vistas, pero salir al al aire siempre es es una buena forma de observar la ciudad.
De plaza en plaza en Cáceres
Si seguimos caminando recto no tardaremos en encontrarnos en la Plaza Santa María y la iglesia homónima y más emblemática de la zona antigua: la Concatedral Santa María. El interior es bonito, destacando un retablo de madera que conserva su color original y se puede subir a la torre, pudiendo observar la ciudad desde diferentes perspectivas. Estas vistas son quizás las más bonitas que obtuvimos, que siempre se agradece. Aunque la perspectiva no es clara, tanto por el tipo de mirador como por que no se logra un gran ángulo, fue una de esas experiencias que a mí se me quedan más grabadas. Así que 100% recomendable.
Siguiendo el camino encontramos otra de las plazas más bellas y representativas de la ciudad: la Plaza de San Jorge, dedicada al patrón de la ciudad, en la que también se encuentra una iglesia que recibe el mismo nombre y el Convento de la Compañía de Jesús. Este centro religioso es también imponente por su altura y aunque no entramos, se podía atisbar su interior, algo más moderno que el de la anterior, ya que era más colorido. En esta zona hay un bar por el que se accede a un pequeño jardín. Un remanso de verde en mitad del camino empedrado.
En este momento, ya estamos rodeados de Historia, Edad Media viva y nos damos cuenta de la belleza exultante de la urbe. No entramos de momento en ningún monumento más, pues creemos que lo bonito es el exterior y hacerse una idea de lo que este conjunto monumental-arquitectónico fue en el pasado. Llegamos así a la Plaza de San Mateo, de nuevo con iglesia homónima y edificada sobre los restos de la antigua mezquita. Aunque parece una extensión de esta plaza, la continuación recibe el nombre de la Plazuela de San Pablo y alberga el Palacio de las Cigüeñas. Otro edificio en el que repararemos en esta zona, tanto por estética como por importancia, es el Palacio de las Veletas. Aunque nosotros no entramos, en esta construcción se puede visitar un aljibe muy bien conservado de los siglos XI y XII y el Museo de Cáceres.
En esta zona comienza el barrio judío, un conjunto de calles estrechas e irregulares salpicado también de edificios muy chulos. Me gustó encontrarme un parque en mitad de tanta piedra, con un encanto especial además: el Olivar de la Judería, con unas vistas muy limpias al oeste de la ciudad y donde nos podemos dar cuenta de que Cáceres está también en mitad de la naturaleza. Además, este rincón de paz tiene una especial configuración porque está situado entre diversas torres. En ellas entramos también para hacernos una idea de la disposición de estas y dentro pudimos también disfrutar de varias salas con información y maquetas de cada monumento. Concretamente, subimos a la Torre Adosada y Torre de los Pozos, desde las cuales no hay vistas increíbles pero sí un lugar especial para hacernos una mayor idea del casco antiguo de esta ciudad.
No tardamos mucho en recorrer todos estos monumentos. Aunque nos dejamos alguno en el tintero, preferimos callejear en lugar de seguir buscando referencias. Paseamos otra vez por las zonas anteriormente visitadas porque Cáceres por momentos parece un decorado. Y nos vamos pensando lo mucho que merece la pena.
Datos prácticos para una visita a Cáceres
- Cómo llegar: Si queremos ir en transporte público, la compañía de Autobús Avanza Bus tiene buenas conexiones. En mi caso, llegué desde otra población extremeña, Trujillo. Otra buena opción, que yo cada vez utilizo más es Blablacar, sistema de coche compartido.
- Hotel: Nos alojamos en el Hotel Casa Don Fernando, en la misma Plaza Mayor. Aunque en este blog casi siempre refiero hoteles baratos, en este caso hicimos una excepción, ya que era el Día de San Valentín. Nos costó la noche 120 euros, pero tanto la habitación (con vistas), la limpieza, el servicio y el desayuno, de 10.
- Precio entrada a Concatedral y Campanario: 2 euros.
- Precio entrada a Torre Adosada y Torre de los Pozos: Entre 1 y 2 euros.
- Precio entrada torre de Bujaco: 2,3 euros.
- Cómo moverse: Se puede hacer todo andando.