Habíamos llegado al aeropuerto de Lima un poco antes de las 6 de la mañana, después de 12 horas de vuelo desde Madrid. El vuelo transcurrió sin incidentes y mucho mejor desde que descubrimos que en la parte trasera del avión había durante toda la noche bebida, sandwiches y muffins de chocolate :-D
En el aeropuerto todo fue sobre ruedas y apenas perdimos tiempo en control de pasaportes, en donde te dan la Tarjeta Andina, una especie de visado que tienes que guardar durante todo el viaje, ya que te la requerirán cuando dejes el país y también en muchos hoteles cuando hagas el check in. Como no teníamos nada que declarar, nuestro siguiente paso era coger un taxi hacia nuestro hotel en Miraflores para deshacernos de las pesadas e incómodas maletas.
Habíamos estado leyendo sobre el tema antes de partir y nuestra opción fue Taxi Green. Están justo cuando sales de recoger el equipaje y tienen una tarifa fija de 60 soles.
Dejamos la maleta y desde nuestro hotel, el Ville Inn, nos dirigimos caminando hacia el Parque del Amor, que estaba a unos 20 min andando. Estábamos cansados (habíamos salido de casa a las 12 de la mañana del día anterior y lo único que nos apetecía era una duchita y descansar un poco) y el tiempo no acompañaba. Lloviznaba un poco y la niebla, cómo habíamos oído en numerosas ocasiones hacía casi invisible lo que había a pocos metros de distancia.
El Parque del Amor fue inaugurado el 14/02/1993 y en el centro se encuentra "El beso", con unas dimensiones de 12x3 m.
Creo que no eran ni las 8 de la mañana, así que lo único que nos encontramos por el malecón fue a gente corriendo y haciendo deporte. No sabíamos muy bien que hacer a esas horas, así que nos fuimos a desayunar al Starburcks (38 soles, 2 chocolates y 2 muffins) que está enfrente del centro comercial Larco Mar, en los bajos del hotel Marriot.Después de eso decidimos acercarnos al Museo Larco, en Pueblo Libre. La manera de llegar sería en taxi. En Perú nos encontréis problemas para pillar taxi. Pasan por la calle continuamente, pitando, para llamar tu atención y ver si estáis interesados en subiros. Cuando os pare uno, tendréis que decirle a dónde queréis ir e inmediatamente preguntar cuánto os cobrará por el trayecto. En Perú, los taxis no disponen de taxímetro, por lo que tendréis que regatear. Y esperemos que lo hagáis mejor que nosotros.
El primer taxi que nos paró nos pedía 50 soles, así que pasamos y decidimos continuar un tramo más a pie. Al final, conseguimos que nos llevasen por 20 soles.
La entrada al Museo Larco cuestra 30 soles, 15 si eres estudiante. Es un museo altamente recomendado en dónde aprenderás infinidad de datos sobre las culturas preincas. La entrada incluye también el acceso a una galería erótica que hará sonrojar a los más puritanos :-P




El museo es realmente bueno y nos sorprendió muchísimo la cantidad de elementos que tienen guardados en los almacenes porque ya no disponen de sitio para exponerlos todos.
Una buena opción es comer en el restaurante del Museo, con unos jardines que fueron declarados hace unos años como los mejores de Perú. 
A la salida del museo, uno de los guardias nos preguntó si necesitábamos un taxi y nos consiguió uno que nos llevó a Miraflores por 23 soles. Le preguntamos si nos podía dejar en una casa de cambio y nos comentó que era mejor cambiar a uno de los cambistas que hay en la calle con un peto azul. Nos dejó en la plaza del Óvalo en donde cambiamos a 1 € = 3.60 soles.Tras darnos una ducha en el hotel y descansar un rato, cogimos un taxi desde la Avenida Arequipa (en esa avenida podéis encontrar también buses urbanos) a la Plaza San Martín (15 soles) en donde comimos por 49 soles, 2 platos de pollo con patatas y 2 refrescos.
La Plaza de San Martín es un buen punto de partida para recorrer el centro de Lima. Nosotros hicimos caso de la ruta que venía marcada en la Lonely Planet y creemos que es una buena opción para conocer lo más importante.
En esta plaza también encontraréis el Gran Hotel Bolívar, en donde sirven cócteles de pisco.



Desde allí anduvimos por el Jirón de la Unión, una calle peatonal llena de vida, hasta llegar a la Plaza de Armas.



La Plaza de Armas me pareció espectacular, repleta de edificios coloniales y en donde se encuentra también la Catedral, el Palacio Arzobispal y el Palacio de Gobierno.
Dicen que en la Plaza de Armas se fundó la ciudad y en tiempos de virreyes se utilizó como mercado e, incluso, como patíbulo.

En la catedral de Lima, a la que no entramos por una mala planificación por nuestra parte, se encuentran los restos de Francisco Pizarro, el conquistador.





En el Palacio de Gobierno se hace un cambio de guardia que nosotros tampoco pudimos ver, aunque hemos visto algún vídeo y creemos que vale la pena, por lo que hemos leído, tiene lugar a las 12 del mediodía y se realiza siguiendo el compás de una banda que toca El cóndor pasa.
Por la calle Jirón Carabaya llegamos a la Casa de la literatura peruana, lugar de encuentro y difusión de, como su nombre indica, la literatura peruana


Casa de la literatura peruana
Pegado a la Casa de la literatura peruana se encuentra el Parque de la Muralla, a orillas del río Rímac, con restos de las murallas coloniales y, a continuación, la Iglesia de la Soledad y la Basílica de San Francisco.




Depende cómo vayáis de tiempo, una opción es visitar el interior del Convento de Santo Domingo. La entrada vale 7.5 soles y 3 soles para los estudiantes. Nosotros contratamos una guía que nos pidió sólo la voluntad y a la que nosotros dimos 10 soles. La verdad, la visita guiada nos resultó un tostón y es que nos explicó con demasiado detalle la vida y obra de todos los santos peruanos y hasta comentó que Luismi tenía una especie de conexión con una de las santas. En fin...














Cuando se querían hacer ampliaciones en el sector administrativo, se hacían ofrendas consistentes en romper grandes vasijas decoradas. Sin embargo, para las ampliaciones del sector religioso, se hacían sacrificios humanos. Durante nuestro paseo por las instalaciones podremos ver todavía restos de troncos y/o agujeros en donde estaban enterrados, son la prueba de que había muchas superficies que estuvieron a cubierto gracias a los troncos que hacían de columnas y a una recubrición.


Algodón en estado puro


Perro de raza calata o viringa, originario del Perú y que carece de pelo



