Llegamos al aeropuerto de Los Angeles por la noche. Tras pasar el control de pasaportes y coger el transfer hacia la oficina de alquilar de coches, llegamos a nuestro hotel, en el Dowtown.Al día siguiente empezamos nuestra visita precisamente por el Dowtown. Aparcamos cerca del Walt Disney Hall por 10 dólares todo el día (aunque nos iríamos antes), no encontraréis problemas para aparcar en Los Angeles. Algunos parkings son más baratos que otros, pero el coche es imprescindible para visitar esta mega ciudad.
Paseamos por Civic Center, en donde se encuentran los edificios institucionales más importantes. El ayuntamiento os sonará de verlo en tantas películas. Termina en forma piramidal y ahí se encontraba el Daily Planet, famoso por tener entre sus periodistas a Clark Kent.Visitamos también Chinatown y Little Tokyo, que nos decepcionaron bastante.
Lo que nos gustó fue El Pueblo de Los Ángeles. Es un pequeño recinto que acoge unos pocos edificios de los que formaron la ciudad allá por 1781. También allí se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, en una plaza levantada por los franciscanos entre 1818 y 1822. Podéis entrar gratuitamente en Avila Adobe House, en donde te harás una idea de cómo vivían los habitantes de la ciudad en sus inicios.
Muy cerca se encuentra la Plaza Vieja y el Firehouse Museum.
Enfrente de El Pueblo se encuentra la Union Station, que bien vale una pequeña visita.Ya de vuelta al coche volvimos a ver el Walt Disney Hall, que os recordará al Guggenheim por compartir arquitecto, Frank Gehry.
Otra visita que hicimos fue el Wells Fargo Museum, también gratuito, en el edificio que possen en el Distrito Financiero o Bunker Hill.
Comimos por allí cerca y nos volvimos al coche para dirigirnos a Hollywood. Aparcamos enfrente del Museo de Cera (10 $) y empezamos el recorrido por el Paseo de la Fama en Hollywood Boulevard.
De allí nos dirigimos a Venice para ver sus canales y casi sin tiempo para ver atardecer, nos fuimos al muelle de Santa Mónica, en donde disfrutamos de una puesta de sol preciosa, vimos la famosa máquina Zoltar y nos enteramos de cual es el punto exacto en donde termina la mítica ruta 66.
El primer día en Los Ángeles nos cundió tanto que casi habíamos visto todo lo que tenía preparado para dos días. Pero Los Ángeles no es precisamente una ciudad en la que puedas aburrirte con facilidad, así que tras valorar varias opciones, decidimos que al día siguiente visitaríamos uno de los estudios de Hollywood. El escogido fue la Warner (57 $, parking 7$), al reservarlo con unas horas de antelación no pudimos hacer la ruta en español y en inglés fue un poco difícil de seguir. Deambulamos por las calles de "Nueva York" y nos perdimos en "Chicago" y en otras ciudades más pequeñas, todo sin salir de los estudios.
También visitamos el set donde ruedan algunas de las series actuales y pudimos entrar en el Central Perk, aunque a esas horas no estaban ni Gunther, ni Rachel, ni mucho menos Phoebe cantando Smelly Cat.
Este año se celebra el 75º Aniversario de Batman, así que para la ocasión tenían un pequeño museo con algunos elementos de atrezzo de las pelis. La planta de arriba estaba dedicada a Harry Potter.
Al salir de allí y dado que el cartel de Hollywood está relativamente cerca, nos dirigimos a él. Habíamos leído que se podía llegar hasta los pies mismos a pesar de los carteles que te dicen lo contrario, pero nosotros decidimos quedarnos en un mirador que hay cercal de 6272 de Mulholland Highway.
Antes de dirigirnos a Malibú dimos una vuelta en coche por Beverly Hills en donde nos pareció ver a un montón de famosos y creo que no vimos ni uno.
Aunque ya habíamos vivido en primera persona el caótico tráfico de Los Angeles, no fue hasta el segundo día en donde nos vimos inmersos en un impresionante atasco. Llegamos a ver autopistas de 7 carriles en la misma dirección!!Era el último día en Los Ángeles y tenía que ser una despedida por todo lo alto, viendo atardecer desde uno de los puntos más altos de la ciudad, el Observatorio Griffith. Para acceder a ciertas salas tienes que pagar una entrada, pero nosotros nos conformamos con su hall y con su terraza, la razón subir hasta allí.Muchísima gente me dijo antes de hacer este viaje que Los Ángeles no merecían la pena y, la verdad, es que a mi no me llamaba demasiado la atención. No sé si fueron las bajas expectativas que tenía, pero me gustó. No es una ciudad preciosa, pero sí que tiene mucho más que ofrecer de lo que la gente piensa.