La decisión no fue fácil de tomar. Por un lado, nos moríamos de ganas de visitar de nuevo la ciudad de los canales y, por otro, si ya disponíamos de pocos días para conocer Eslovenia, el visitar Venecia, aunque sólo fuese por unas horas, nos restaría tiempo para el destino principal.
Al final, pesaron más las ganas de volver y sacrificamos un día para Eslovenia. Había dos cosas que teníamos claro que no haríamos: la famosa excursión a Burano, Murano y Torcello y subir al Campanile, puesto que ya lo habíamos hecho años antes. Y también había dos cosas que sí queríamos hacer: visitar el Palacio Ducal y ver el Puente de los Suspiros. Y si podíamos cruzarlo, todavía mejor!
Al disponer de poco tiempo, estudiamos bien los puntos de interés que no queríamos perdernos y organizamos una ruta a pie por la ciudad que nos permitiese ahorrar tiempo. Además, teníamos la intención de ir en vaporetto por el Gran Canal, pero aunque tiene su encanto, es un medio de transporte lento y algo caro.
Antes de empezar el #deambulandoporEslovenia, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar por segunda vez #VeneciaUna publicación compartida de Deambulando con Artabria (@deambulando_con_artabria) el 5 de Oct de 2017 a la(s) 6:04 PDT
Si vosotros queréis disfrutar de esta experiencia, hay varias opciones. Podéis comprar el billete turístico y usarlo durante todo el día por 20 euros. O bien comprar un billete sencillo por 7,50 euros y usarlo durante los 75 minutos al que te da acceso, incluido los trasbordos.
Si llegáis en coche como nosotros, hay varios parkings en donde estacionar. Nosotros nos decidimos por el Parking Comunale, en la Piazzale Roma y cuyo precio es de unos 26 euros. No es barato, pero al no tener demasiado tiempo decidimos hacerlo así. Otra buena opción es, si dormís fuera de Venecia, es el tren. Hay buena frecuencia y siempre encontraréis hoteles más baratos en las cercanías que en Venecia.
Desde Piazzale Roma se pueden coger los vaporetto. La línea 1 recorre el Gran Canal en dirección la Plaza de San Marco y la línea 2 desde San Marco a Piazzale Roma pero en vez de por el Gran Canal, lo hace por el Canal de Giudecca.
Antes os comentábamos que no teníamos intención de subir al Campanile porque ya lo habíamos hecho con anterioridad y aunque las vistas son realmente espectaculares, nosotros teníamos una alternativa, subir a otro Campanile menos conocido pero del que dicen que ofrece unas panorámicas tan buena o incluso mejores, el de la Iglesia de San Giorgio Maggiore. Para ello, tendríamos que coger un vaporetto en las cercanías del Puente de los Suspiros (línea F, 10 euros ida y vuelta). Al final, debido a la niebla decidimos que no nos compensaba gastar tiempo y dinero y seguimos deambulando por los canales y puentes de la ciudad. Otra buena visita habría sido la Basílica de Santa Maria della Salute y es que aunque esta enorme y blanca iglesia se ve imponente desde varios lugares de Venecia, no puede ser comparable con verla de cerca.
Y qué se puede ver, entonces, en Venecia en un día? Pues aparte de estas recomendaciones que os hicimos en los párrafos anteriores, nosotros salimos caminado desde Piazzale Roma hasta Campo San Rocco, con la Basílica del Frari, desde allí al maravilloso Puente de Rialto, para continuar luego hasta la Scala Contarini del Bovolo, la Plaza de San Marcos, con la Basílica, el Campanile y el Palacio Ducal. Aunque teníamos intención de visitar la librería Aqua Alta, la Basílica de San Juan y San Pablo e incluso el Barrio Judío (en el que habíamos estado alojados en el 2011), al final nuestro recorrido terminó en la Plaza de San Marcos y luego nos dejamos perder por las callejuelas de esta hermosa ciudad.
Por qué los turistas se agolpan el la Plaza de San Marcos? Bueno, una vez allí quedan claro el motivo. Napoléon no se quedó corto cuando dijo de ella que era "el salón más elegante de toda Europa". la Basílica de San Marcos, con sus cúpulas bizantinas, está flanqueada por la Torre del Reloj y la Piazzeta Leoncini. Sin olvidarnos del Palacio Ducal, cuya entrada vale 20 euros y cuya visita consideramos imprescindible.
Desde el Palacio Ducal se gobernó Venecia durante un milenio. En él vivía el dogo o dux y su corte. Sus grandiosas salas te dejarán sin palabras, con sus techos y paredes decoradas con obras de grandes pintores venecianos de la talla de Tintoretto. La más grande, la Sala del Gran Consejo podía albergar a 1700 ciudadanos con derecho a voto. Se puede visitar también la pequeña armería y cruzar luego el Puente de los Suspiros para dirigirnos a la prisión y a los calabozos inundados bajo el nivel del agua, los pozzi.
El preso más famoso de esta prisión es, sin duda, Casanova, que se fugó de ella en 1756 cuando cumplía condena de 5 años por blasfemia, magia y espionaje.
Una de las cosas que nos había quedado pendiente era el Puente de los Suspiros. Ayer pudimos cruzarlo!! #deambulandoconartabriaUna publicación compartida de Deambulando con Artabria (@deambulando_con_artabria) el 5 de Oct de 2017 a la(s) 10:47 PDT
Una de las últimas visitas antes de abandonar Venecia fue el Palacio Contarini del Bovolo, ya que teníamos interés por su curiosa torre circular con su escalera exterior de caracol. Eso sí, si queréis subir por ella tendréis que pagar los 18 euros que cuesta su entrada. Algo excesivo para nosotros!Después de haber pasado la mañana por Venecia, y tras comer, decidimos poner rumbo a Eslovenia para que la noche no nos pillase por el camino. Con mucha penita, decíamos adiós a Venecia por segunda vez, pero con la certeza de que habrá una tercera.