En nuestro afán de que conozcáis más nuestra preciosa tierra, hoy os contamos una pequeña ruta para conocer Viveiro, en la provincia de Lugo. Es perfecta para unir a la Ruta por los acantilados de Loiba y a la Ruta de Cedeira a Cabo Ortegal, porque de esta manera os llevaréis una idea muy buena de la costa norte de Galicia.
Antes de llegar a Viveiro hicimos tres pequeñas paradas. La primera de ellas para ver el antiguo puente que unía las poblaciones de O Vicedo y Mañón (43.731511, -7.697784). Antes de su construcción, los vecinos de ambas orillas del río Sor utilizaban una barca para sus visitas y transacciones. Este puente fue construido entre 1895 y 1901 y constaba de un carril central para carruajes y caballerías. Dejó de utilizarse en la década de los 80 del siglo pasado.
Hoy en día está flanqueado por un lado, por la vía del FEVE, y, por otro, por la carretera actual. Como se puede ver en la placa que está al final, en él tuvieron lugar varias muertes durante la Segunda República. La siguiente parada, ya en O Vicedo, fue en el Mirador de San Román (43.729789, -7.633431). En un borde la carretera autonómica LU-862. La niebla nos impidió disfrutar de la ría de Viveiro y la costa de Xove. Nuestro siguiente destino era otro mirador, en este caso, el Mirador de Muranovo o de la desembocadura del río Sor, en el parque eólico de Riobarba (43.700777, -7.676838). Las coordenadas que os ponemos es del último punto en donde se puede dejar el coche, pero si lleváis GPS os llevará a otro lugar que no tiene nada que ver. Si no lleváis el Google Maps, las coordenadas que os llevan hasta el último punto asfaltado antes de entrar en el parque eólico en donde se pueden ver carteles indicadores del mirador son éstas: 43.682707, -7.661450. Nos dirigimos a Viveiro y aparcamos gratuitamente en las inmediaciones de la estación de autobueses, un hipermercado y la oficina de turismo. A ésta última nos dirigimos para hacernos con un mapa de la ciudad, en donde nos explican todo muy bien y nos dan algunas ideas para disfrutar de los alrededores, aunque ninguna que no llevásemos ya bien apuntada para aprovechar el día al máximo.
Viveiro posee más de 900 años de historia y así lo atestiguan sus estrechas calles, puertas y edificios medievales. Durante la Edad Media, el puerto de Viveiro se convirtió en un importante nudo de comunicaciones con los puertos del norte de Europa. Por este motivo, se inició la construcción del puente y de las puertas defensivas y murallas, así como de iglesias, hospitales y mercados. Tras apoyar las Revueltas Irmandiñas contra la nobleza y a Isabel "La Católica", llegaron tiempos duros durante los s. XVI y XVII. Durante los tres siglos posteriores, se inició el proceso industrializador, con importancia de los sectores minero, gracias a las minas de la Silvarosa, el de los lienzos, el salazonero, el de curtidos, el conservero, el maderero y el de automoción.
Perderse por sus callejuelas es un auténtico placer. Los lugares de interés más importantes serían la Puerta de Carlos V, el Puente Mayor o de la Misericordia, el Convento de San Francisco, la iglesia de Santa María, el convento de las Concepcionistas y la réplica de la gruta de Lourdes, la Puerta de la Villa, la Puerta del Valado, la Calexa das Monxas y la Plaza Mayor.
Cogemos el coche de nuevo para dirigirnos al Mirador de Monte Faro (43.707789, -7.580253), donde la niebla nos sigue impidiendo la gran panorámica que hay a 194 m sobre el nivel del mar.
Un poco desencantados nos dirigimos al Mirador de San Roque (43.663433, -7.577336), a 353 m sobre el nivel del mar. Desde allí se ve la ría y el estuario del Landrove. Nos encontramos con varios restaurantes, un gran merendero con mesas, bancos y barbacoas y un pequeño espacio infantil, así como con la ermita en honor a San Roque, copatrono de de Viveiro.
Un poco desencantados con la niebla, seguimos nuestro camino hacia el Souto da Retorta (43.612379, -7.589397). Este paraje natural de 3,2 hectáreas fue declarado Monumento Natural en el 2000. Cabe destacar un gran eucalipto plantado en 1880 y que tiene un altura de 70 m y 2,5 m de diámetro. Es uno de los árboles más grandes de Europa y se le conoce como "O Avó (el abuelo)".
Llegar desde el aparcamiento al "Avó" y volver os llevará unos 30 minutos.
Desde allí emprendemos camino, en coche, hacia la última parada del día, la Fervenza (cascada) de Pozo da Ferida (43.613640, -7.533332). Esta fervenza de 30 m de altura se encuentra al límite con el ayuntamiento de Xove. Aquí nace el río Xudreiro, al unirse el Rego dos Monteiros y el Rego de Cal Grande. Al igual que nos pasó con el mirador de Montodouro, el GPS puede jugaros una mala pasada. Aunque con muchas más vueltas, os recomendamos que lo apaguéis y hagáis caso de las numerosas señalizaciones que hay para llegar. De todas formas, las coordenadas que os puse más arriba y es de donde podéis aparcar el coche, aunque es ya un camino sin asfaltar. Desde donde aparcáis el coche a la fervenza hay unos 15 minutos. La vuelta os llevará un poquito más porque es cuesta arriba.
Y con el Pozo da Ferida dábamos por concluida nuestra visita a Viveiro. Las numerosas actividades que se pueden hacer por esta zona hace preciso un par de días. Si vosotros disponéis de más tiempo, en la oficina de turismo os informarán sobre varias rutas de senderismo y no os perdáis tampoco la Playa de Covas con su monumento a las más de 500 visitas durante un naufragio ocurrido en 1810, el área etnográfica de "A Ínsua" con su antiguo cargadero de las minas de la Silvarosa, las tolvas y el tranvía, el paseo fluvial del río Landro o las Fragas das Saímas, un bosque atlántico de 89 hectáreas formado por robles, abedules, alisos, castaños bravos, avellanos, madroños, fresnos, tejos, peral bravo, espinos, acebos y gran variedad de arbustos y plantas.