Que triste es ver como la derecha de este país sigue utilizando los medios que controlan, que desgraciadamente son la mayoría, cual martillo pilón en su empeño de socavar todo gobierno o rival político contrario a sus intereses intentando relacionarlo con la leyenda negra de “los rojos” que ellos mismos crearon, engordaron y difundieron sobre quienes defendieron la II República del golpe de estado y posteriormente lucharon contra la cruel dictadura franquista. El usar la palabra comunistas de manera peyorativa y de manera totalmente desacertada en la portada de un diario para etiquetar un partido progresista, que tras la prueba del algodón no pasaría de ser socialdemócrata, como es el del señor Iglesias, es rastrero e impropio de un medio serio. El tiempo nos demuestra que quienes buscan despertar los odios de otros tiempos no son los descendientes de quienes lucharon y en algunos casos murieron por defender la democracia en la guerra civil y durante la dictadura (la izquierda), sino una parte de los descendientes de los vencedores que entre otras muchas cosas siguen negando el derecho a la memoria histórica, destrozando memoriales recordando a los fusilados por parte del bando nacional-golpista o no queriendo retirar los símbolos franquistas que cuarenta y cinco años después de la dictadura aún lucen en muchas de nuestras ciudades, y que usan todos los medios a su alcance para usar la estrategia del miedo a la hora de hablar de sus rivales políticos etiquetándolos de rojos, comunistas, quema iglesias, estalinistas, chavistas y un largo etcétera de descalificaciones.
A la hora de usar el pasado como arma arrojadiza contra los rivales políticos algunos deberían ser más inteligentes, pues no se debe olvidar que es ridículo y falto de toda lógica relacionar a ciertos partidos progresistas o de centro izquierda y sus actuales líderes con el comunismo, pero por lo contrario el uso de esta estrategia sí que podría estar justificada en sentido inverso ya que de manera objetiva sí que se puede demostrar la estrecha relación de ciertos políticos y poderosos de la actual derecha española con el antiguo régimen franquista.
La mayor parte de la derecha española está demasiado anclada en ese ideal de la gran España y ya lleva demasiado tiempo jugando con fuego criminalizando a la izquierda, a los nacionalismos centrífugos y a todos aquellos que no comulguen con sus ideas centralistas y ultraconservadoras. La estrategia del odio, el miedo, la negación del diálogo, la descalificación de quienes piensan de manera diferente, la imposición de ciertas políticas e ideales y ser incapaces de ver la riqueza de la diversidad, es el perfecto caldo de cultivo para la desafección hacia el país, sus instituciones y sus representantes. Seguramente la denominada izquierda habrá cometido muchos errores, pero los hechos nos demuestran que el lastre de su pasado y la involución de la derecha, y más desde que la ultraderecha que presume su extremismo y valores preconstitucionales ha comenzado a ganar protagonismo, es una realidad, una triste realidad, que a la larga sólo nos puede llevar a la confrontación y al desastre.
MSNoferini