Ésta va de pediatras, y sobre todo de los verdaderos pediatras, no sólo de titulación, sino de vocación. Porque de éstos hay, afortunadamente bastantes, pero no son la totalidad.
Bueno y a lo que viene el tema. Esta semana tuvimos revisión de Íver en el hospital. Debido a su nacimiento prematuro, hemos tenido que realizarse unos controles pediátricos para ver que sus niveles en las analíticas son correctos y que el desarrollo general avanza bien. La doctora que nos ha llevado desde que salimos del hospital nos confirmó en la cita del martes lo que mi intuición de madre me decía: por fin los resultados de la analítica están dentro de los parámetros "normales". Cuando me lo dijo creo que no podía haber sonrisa más grande en mi rostro. Intuía que eso significaba que la analítica anual la íbamos a retirar ¡y así es!!!! Con esto ya estaba más que feliz y mientras vestía a Íver le decía ¡qué guay, qué guay!
Pero aún hubo más, algo que en el momento que me contaba no fui capaz de ver las dimensiones que había/ha tenido. Me explicó que en los grandes prematuros había que tener un cuidado especial entre los 2-3 años, donde hay un pico de crecimiento y que los niveles y depósitos de hierro había que vigilarlos para que no surgiera un déficit por los grandes requerimientos para "el tirón" de desarrollo.
Y entonces fue cuando me dijo: "En este caso él no lo ha tenido porque no ha tenido sobreexposición a fórmulas lácteas". En ese momento pensé: "es verdad, no toma leche de vaca y yogur y queso cuando le apetece". Pero ella me incidió: "No es sólo eso. La mayoría de
prematuros toman lactancia artificial y esto les dificulta la absorción del hierro por la propia composición de la leche de vaca, pierden hierro. Eso en vuestro caso no ha sucedido por lo que no ha derivado en una posible anemia".
Sinceramente, me siento orgullosa de que con algo tan sencillo, natural y propio de la relación madre-bebé (niño) hayamos podido "colaborar en la prevención" de esa anemia. Está claro que eso no es extrapolable a todos, que no todos los prematuros con lactancia artificial tendrán anemia, que es una charla particular sobre nuestra situación familiar y no se puede generalizar...
Centrándonos en nosotros, sólo puedo pensarlo y sonreir. Sonrío mientras pienso en la primera vez (con 6 semanas de vida) que pude ofrecerle el pecho para que se alimentara, sonrío mientras pienso en cómo manteníamos la producción mientras Íver estaba en el hospital con tomas nocturnas frecuentes de Alejandro y estimulación con el sacaleches durante el día cada 2-3 horas, sonrío cuando pienso que con 3 años aún la mantenemos...
Sonrío también al pensar en la doctora que nos atiende, que siempre nos alentó a mantenerla y en cómo estos verdaderos profesionales tienen en su mano la llave de la salud a través de la información y el apoyo a los bebés y sus familias. ¡Qué vivan!
"El recién nacido tiene tan sólo tres exigencias: calor en los brazos de su madre, alimento de sus senos y seguridad en la certeza de su presencia. La lactancia materna satisface las tres."
Dr. Grantlly Dick-Read