Revista En Femenino

¿ Queda algo por contar de mis lactancias ?

Por Ladya
¿ Queda algo por contar de mis lactancias ? Esto es lo que me he preguntado al leer sobre #ProyectoK de Acción contra el hambre en colaboración con Madresfera. Y es que, seguramente queda poco que decir sobre ellas... pero apoyar una causa como el Proyecto Kwashiorkor es una buena excusa para volver a hablar de mi experiencia y mis lactancias ( prolongadas )
Del 1 al 7 de agosto se celebra la semana mundial de la lactancia materna  ( que ya podrían ponerse todos de acuerdo y celebrarla a la vez, porque en España se celebra en octubre... ) y Acción contra el Hambre, a través del Proyecto K, quieren concienciar sobre la importancia de la lactancia materna no solo en el primer mundo, sino también en los países más pobres, donde la lactancia tiene una función protectora frente a enfermedad que puede resultar vital para muchos bebés.
Para que se oiga su voz, acción contra el hambre, nos invita a todas las madres blogueras a compartir nuestras historias de lactancia durante esta semana y compartirlas en redes sociales con el HT #proyectok. Espero que os animéis a colaborar!!!
¿ Queda algo por contar de mis lactancias ?
Mis historia de lactancia empieza un 30 de septiembre de 2008 pasadas las ocho de la tarde... En ese momento, nunca pensé que mi lactancia daría tanto de sí ( tanto en tiempo, como en crear un blog ). 
Siempre tuve claro que quería darle el pecho a Alex, pero nunca estuve preparada para la realidad de la lactancia... Y todo y con eso, nuestra historia dura tres años y medio!!!
Aún ahora, cuando pienso en los inicios de la lactancia con Alex, viene a mi mente con claridad el dolor que sentía cada vez que se enganchaba.. Ni pezoneras ni parches de gel ni nada, el dolor era horrible pese a no tener ni una sola grieta, era como miles de agujas clavándose cada vez que se agarraba... Solo de oírla llorar y saber que tocaba ponerla al pecho me hacía saltar las lágrimas.
Busqué ayuda en grupos de apoyo a la crianza, en la liga de la leche... Y nadie fue capaz de ver que es lo que pasaba... Yo seguía emperrada con darle el pecho a mi hija, probaba posiciones diferentes, pero nada aliviaba el dolor... Eso, unido a las tomas interminables, llega a ser agotador.
Recuerdo como me fijaba mentalmente objetivos. Me decía a mi misma que le daba seis meses que era lo recomendado como mínimo por la OMS y luego lo dejaba.... Por suerte, fue pasando el tiempo, Alex crecía fuerte y engordaba como una lechoncilla... Llegaron los seis meses y... PLOF! El dolor desapareció... 
No fue de un día para otro, por supuesto, pero al poco tiempo dejé de sufrir, de temer las tomas y empecé a sentirme más relajada... Aún así, seguía fijándome objetivos de lactancia: 9 meses, 12 meses,... Un día me di cuenta de lo absurdo que estaba siendo todo... Que ambas disfrutábamos de la lactancia, de esos momentos de intimidad juntas, de miradas y risas, de canciones y besos... Y ahí dejé que todo fluyera.
La lactancia terminó cuando ella quiso, de forma que yo ni me di cuenta, cada vez espaciando más y más las tomas... Hasta que un día tomé conciencia de lo que estaba pasando y que llevaba más de una semana sin mamar. Parece mentira como puede doler perder esos momentos a la teta.
Y luego llegó Ari. Nunca sabré si coincidió el inicio del embarazo con el destete de Alex, pero por fechas, casi, casi cuadra.... Dicen que la experiencia es un grado y, después de todo lo vivido con Alex, todo lo leído y todo lo escrito en el blog, la lactancia con Ari ha sido una balsa de aceite... Se enganchó nada más ponerla encima mío, sin llorar, sin dejar a las matronas hacer su trabajo.
La experiencia ha sido completamente diferente, con algo de dolor los primeros días, pero que cedió rápidamente en pocas semanas, tomas mucho más cortas que con Alex y en general, una lactancia casi perfecta, de esas que en algún momento había llegado a dudar que existieran.
Y aquí seguimos, dos años y cuatro meses después, con la teta a demanda, colechando, porteando y disfrutando de esos momentos que se que algún día se acabaran también y será la última historia que cuente de lactancia, porque nunca habrá una tercera.
Con todo lo que pasé con Alex, me siento afortunada y orgullosa. Fui lo suficientemente cabezota para luchar por mantener mi lactancia cuando lo fácil hubiera sido tirar la toalla y renunciar,... Y al igual que yo, muchas madres luchan cada día por seguir con sus lactancias, superando las trabas que aparecen en su camino con confianza, sabiendo que ofrecen a sus hijos el oro líquido: La leche de su madre.
¿ Queda algo por contar de mis lactancias ?

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