Pasaron los octavos de final, en Brasil 2014, y los ganadores de los grupos de la primera ronda pasaron en su totalidad a la siguiente rueda. Lo que dicta la lógica, no siempre se verificó en el campo de juego. Todos sufrieron para clasificar, en menor o mayor grado, con la excepción de la Colombia de Pekerman que puede decirse que logró el pase sin sufrir sofocones. También, casi todos confirmaron lo que venía viéndose en la fase de grupos. Argentina y Brasil siguen jugando mal y, a esta altura, no creo que vayan a dar un giro de 180°. No quiere decir que no sean candidatos. Pero se siguen salvando por las individualidades. Básicamente, Messi y Neymar. Están lejos de ser un equipo. Las falencias observadas en la ronda de grupos continúan. Brasil le añade la presión extra de salir campeones por ser locales, lo que es una gran locura colectiva. El llanto de los jugadores brasileños tras pasar los penales con Chile, conmueve. Es imposible jugar bien con tanta tensión. Y es inhumano pedirle a un grupo más de lo que puede dar. Brasil no tiene un equipo para salir campeón caminando. Y es cruel esa exigencia. Darán su máximo esfuerzo y e intentarán lograr el campeonato. Pero hay que estar consciente que no sobra nada. Y que si toca perder, no es ilógico y no debe compararse con otro Maracanazo.
A la inversa, a la Argentina le sobran recursos pero está claro que no se han potenciado. Es más: se ahondaron las falencias vistas. Y hasta se presentan dudas en el banco, con un técnico dubitativo a la hora de hacer cambios. Ante Irán, se tardó media hora del segundo tiempo en apelar al banco; ante Suiza, en un primer tiempo suplementario en el que el equipo se lo vio caído físicamente, con un repunte de los suizos que se animaron a adelantarse en el terreno, se tardó arriesgadamente en hacer los cambios que todavía quedaban disponibles. Es un mal síntoma, un signo de confusión que no ayuda.
Confirmó Colombia que es muy sólido, un equipo equilibrado, que se enfrenta a su gran oportunidad histórica contra Brasil. Una piensa en lo injusto del destino, con la lesión de Falcao antes del Mundial. ¿Hubiera sido candidato al título? Especulación que no podremos dilucidar más que en algún universo paralelo. Pero ha dejado muchas cosas buenas.
Alemania es el equipo de mejor juego. Tiene una exquisita manera de jugar al fútbol. Triangulaciones, pases, paredes, desbordes, desmarques. El motivo ofensivo de Alemania es para verlo varias veces y disfrutarlo. Pero físicamente está tocado, muchos jugadores no llegan en su mejor forma, arrastrando lesiones. Eso puede jugarle en contra. Y más con su próximo rival, Francia, un equipo interesante, que pareció dormido con Nigeria y cuando se despertó lo definió. Le sigo viendo más virtudes que defectos, una defensa fuerte y buenos jugadores de ataque, con reminiscencias del Francia Campeón del 98. Esos equipos que uno no termina de creerle que pueden pegar el gran salto, pero que tiene todas las condiciones para hacerlo. Alemania va a ser una buena prueba de carácter para este conjunto.
Holanda especuló como lo vino haciendo en la primera rueda y casi se le va el partido. México entró en pánico escénico y tiró, en cinco minutos, un resultado que estaba en el bolsillo. Sigue sorprendiendo lo que cuesta entender que la mejor manera de mantener el resultado es defenderse con la pelota. Se rifa el balón y sólo queda la defensa desesperada, pendiente de no cometer ningún error. México mereció llegar por lo menos al alargue. Y el penal dado en el final a Robben me dejó muchas dudas, me pareció más fabricado por el delantero holandés (viejo zorro en ese campo) que otra cosa.
Bélgica mereció ganar en forma más holgada su partido con Estados Unidos. Howard y la mala puntería, en dosis iguales, lo llevaron a sufrir más de la cuenta. Es más, en la última jugada del tiempo reglamentario estuvieron a punto de perderlo. Y la remontada de Estados Unidos en el segundo del alargue, fue memorable. Estuvieron ahí nomás de ir a penales.
El recuerdo para Argelia que se despide con mucha dignidad como lo hizo Chile. Le faltó esa dosis de suerte que siempre hace falta. Pero dejaron un buen recuerdo de su paso por el Mundial. Y eso es una interesante plataforma para el futuro. Ojalá que sirva para mejorar y que los veamos como protagonistas en próximos torneos.
Costa Rica y Grecia protagonizaron el partido de menor calidad de los octavos de final y se definió en penales, dándole la gloria al equipo centroamericano. A decir verdad, estuvo más cerca Grecia y podría haberlo ganado en el alargue. No les sobró nada a ninguno de los dos. Tiraron la moneda al aire de los penales y en esa se impuso Costa Rica. No mucho más.
En suma, se dio la lógica, pero no abrumadoramente. Y siguen dándose buenos partidos, con muchos goles y equipos que tratan de ir al frente, buscando el arco rival, con lo que tienen, con lo que pueden. Pero los ocho partidos fueron entretenidos y emocionantes. Sigue siendo un muy buen Mundial, afortunadamente.
¿Qué nos espera? El partido estrella es Francia – Alemania, promesa de memorable encuentro. Colombia puede dar la sorpresa. Si Bélgica le da a Argentina los espacios que le dio a Estados Unidos, lo puede pasar mal con Messi; si le achica el campo y sale rápido, Argentina puede pagar todo lo mal que está jugando. Holanda seguramente ya está en semis.
Veremos cuáles de esos pronósticos se van al tacho de la basura desde mañana.