Quedaron atrás

Por Amurielpina

Todas las tardes se sentaban cada uno en su silla después de comer. Pasaban los minutos sin que ninguna palabra saliera de sus bocas y apenas se miraban. Ella era la que siempre rompía el silencio con frases apenas sin sentido que empezaban de la nada, las cuales, con el transcurso de la tarde, acababan en grandes conversaciones. Un día ella cayó enferma y a las semanas falleció. Él, como todos los días después de comer se sentaba en su silla, mirando desde el primer segundo donde se sentaba su esposa. Lágrimas caían por su rostro compungido mientras la hablaba, cosa que nunca había hecho. No pudo aguantar aquel dolor que le acompañaba tarde a tarde apenas unos meses. Una tarde, mientras miraba fijamente aquella silla, sus lágrimas se fueron secando y sus ojos cerrando para siempre. Grandes coversaciones quedaron atrás.

Quedaron atrás