Si eres empresario, un profesional de élite o si tienes algún dinero ahorrado, quedarte en España representa un riesgo notable porque el país está medio arruinado, dividido, desmoralizado y tan corrompido que se está paralizando por su pésimo liderazgo y cocinando en sus propios dramas y contradicciones. El gobierno de Sánchez, que es consciente del país que está construyendo, teme que el ejemplo de la empresa Ferrovial, que ha decidido irse de España y establecerse en Holanda, cunda y otras corporaciones de gran tamaño sigan esa ruta de fuga. El que se queda en la España depredadora es porque no puede o no se atreve a marcharse. Quedarse en España significa someterse a un gobierno que avanza hacia la tiranía, vivir rodeado de corruptos, pagar impuestos injustos y desmesurados, contemplar cada día, con impotencia, como la chusma que gobierna destroza la nación, soportar las mentiras del poder, vivir en la inseguridad creciente de las ciudades, invadidas de inmigrantes, muchos de los cuales se dedican a la delincuencia. y ver impotentes como España es destruida por la izquierda. Quedarse en España significa ver como tu país avanza cada día hacia el comunismo, empujado por la chusma que nos gobierna, en especial por el socialismo degenerado por Pedro Sánchez y el comunismo de Podemos una impostura disfrazada de democracia tras la que se esconde la ideología más sangrienta y asesina de la Historia humana. ---
La reconstrucción de España es una tarea de titanes que deberán afrontar pronto los españoles que hereden los destrozos del sanchismo. Habrá que unir, limpiar, crear ilusiones y proyectos comunes, reforzar los valores y la ética, derrotar a la corrupción, construir la democracia y ponerse a trabajar duro.
España es hoy un parásito que vive porque Europa lo sostiene. Sin Europa, sin los fondos europeos y el socorro para afrontar su deuda, España ya habría estallado. El gobierno, consciente de que Europa no le dejará caer, sigue adelante con su política suicida: endeudamiento, despilfarro, saqueo fiscal, acoso a la democracia, corrupción y estímulo de la división y los enfrentamientos internos: vascos y catalanes contra el resto de los españoles, podres contra ricos, hijos contra padres, mujeres contra hombres, jóvenes contra viejos, trabajadores contra empresarios e izquierdas contra derechas.
Quedarse en España significa vivir cada día con el temor de que la economía se hunda y el país tenga que ser rescatado, que los bancos se arruinen, que las pensiones dejen de pagarse por insolvencia, vivir con miedo a que Europa nos tenga que rescatar, asistir impotentes a las mentiras, engaños y abusos de poder de los que gobiernan, permitir ser gobernados por la chusma: socialistas degradados por el sanchismo, comunistas disfrazados de demócratas, golpistas e independentistas catalanes y vascos y otros partidos cuyo denominador común es el odio a España.
Permanecer aquí equivale a soportar el descaro de los independentistas, la cobardía y pasividad de las instituciones que deberían defender la nación frente al asalto del poder corrompido, asistir al espectáculo de la Justicia politizada y manejado por la chusma gobernante, contemplar la degradación de los partidos políticos, muchos de ellos transformados en mafias y no hacer nada mientras la inflación merma tu capacidad económica y el gobierno te empobrece y roba con tasas, impuestos y otros abusos.
España carece hoy de un proyecto común, de ilusiones colectivas y de impulso ético. Ni siquiera le funciona la democracia y el Estado de Derecho. La única fuerza que la mantiene unida es la inercia del pasado. Con eje bagaje y con un gobierno sin altura y únicamente obsesionado por conservar el poder, el país es un polvorín inestable que apuesta por la ruina y que en cualquier momento puede estallar.
Francisco Rubiales