Nunca acabaré de entender por qué en España, aparte de doblar a nuestro idioma las películas, modificamos a nuestro antojo sus títulos. En el film que nos ocupa la traslación al castellano en mi opinión no es para nada acertada. Es cierto que la diferencia parece menor pues sólo varía en anteponer la preposición 'en' a los puntos suspensivos del titular. Pero no es así, pues de tal variación resulta una distinta intelección del sentido del mismo que estriba, nada más y nada menos, en presuponer que nos movemos en el ámbito de la realidad cuando leemos la traducción al español siendo todo lo contrario -la pura ficción- al entender lo que resulta de la disposición de las palabras en inglés.
Parece una tontería, pero no es tal cosa. Intentaré que la cuestión quede clara tras la lectura de esta entrada. Vamos allá.
Estamos en 1969. Es verano. El calor es asfixiante. En Los Ángeles y en general en toda California el movimiento hippy está en todo su esplendor. El amor libre, la vida en comunas, el consumo de drogas, la ruptura con las normas es practicado por los jóvenes del momento. En este mismo lugar, en Hollywood, y en este mismo momento la televisión está provocando un cambio en los hábitos de consumo ficcional muy importante. El viejo Hollywood de películas entrañables en blanco y negro de los años 40, de technicolor y cinemascope de los 50 y 60 está empezando a ser arrinconado por un fenómeno emergente: la televisión y sus seriales.
En este Hollywood de finales de los sesenta vemos a Rick Dalton (Leonardo di Caprio) una estrella de la televisión en horas bajas famoso por el personaje que representa en series de western. Va acompañado de su doble y amigo Cliff Booth (Brad Pitt). Los dos intentan abrirse camino en el mundo de Hollywood que respira momentos de cambio. Marvin Schwarz (Al Pacino), el agente de Rick intenta introducirlos en papeles aunque sean secundarios de espaguettis westerns que en ese momento están rodándose en Italia o Almería. Rick no desearía salir de Hollywood pues él lo que quiere es ser una estrella como su admirado Roman Polansky (Rafal Zawierucha) casado con la bellísima actriz Sharon Tate (Margot Robbie). Próximos al Hollywood donde estos jóvenes intentan abrirse camino pululan las comunas hippies, una de ellas es la que lidera Charles Manson (Damon Herriman); una de sus seguidoras es el personaje que realiza Dakota Fanning, una chica menor de edad que propondrá practicar sexo a Cliff Booth, algo a lo que él se niega porque no quiere problemas. Ella simplemente piensa que es el pago que le debe por haberla llevado en auto stop hasta el lugar donde ella reside con el resto de jóvenes.
Al tiempo que esto sucede en California, en Nueva York se está preparando, realizando y acabando de haber tenido lugar el Festival de Woodstock que durante cuatro días de agosto (15 a 18 de agosto de 1969) ha reunido en una granja del condado de Nueva York de 240 hectáreas a cientos de miles de hippies en un festival de música rock. La oposición de los jóvenes a la guerra de Vietnam y el cuestionamiento a la autoridad del presidente Richard Nixon estaban también en la base de esta movilización nunca hasta entonces vista. La música de esta época presente en este evento que tanto revolucionó la manera de vivir de la sociedad occidental es agasajada por Tarantino en su película. Para los españoles es una más que agradable sorpresa ver al actor Brad Pitt circulando por las autopistas de Los Angeles con el fondo musical de "Bring a little lovin'" en la voz del cantante de Los Bravos Mike Kennedy. ¡Uf, es fantástico!
La B.S.O. que muestro contiene los 35 temas que aparecen en la película. Son temas y autores clásicos de la cultura pop que el director del film ha asimilado y que conforman de manera indisoluble la mayoría de sus grandes películas ("Kill Bill", "Pulp fiction", "Reservoir dogs", etc.). En "Once upon a time... in Hollywood" aparecen entre otros Bob Seger (‘Ramblin’ Gamblin’ Man’), Deep Purple (‘Buffy Sainte-Marie’), Paul Revere And The Raiders (‘Good Thing’) Simon And Garfunkel (‘Mrs. Robinson’), Los Bravos (‘Bring A Little Lovin’), Neil Diamond (‘Brother Love’s Traveling Salvation Show’) y José Feliciano (‘California Dreamin’).
El momento climático de la película de Tarantino de 159' de duración se produce precisamente a finales de ese mes de agosto de 1969, concretamente el día 29, cuando la colonia de Cielo Drive, en Benedict Caynon, al norte de Beverly Hills, donde Rick Dalton se ha comprado una casa y donde reside el matrimonio Polansky es asaltado por un grupo de hippies que cuestionan el consumismo y estilo de vida que los filmes protagonizados por estas estrellas del celuloide transmiten a la sociedad. El episodio que se vivió en esa casa ese día me ha hecho recordar la novela "Las chicas" de Emma Cline que leí con mucho gusto hará algo más de dos años [leer aquí reseña de la misma]. En ella la autora ponía el foco en una de las chicas que pululaban en torno a Charles Manson y que claramente había sido abducida por la personalidad atrayente de este líder de la secta constituida en torno a él. Viendo la película de Quentin Tarantino no podía quitarme de la cabeza el recuerdo de esta joven protagonista de la novela. Su personalidad y características he creído verlas esparcidas por varias de las chicas que forman esa comuna hollywoodense.
Todo el film es un auténtico homenaje al mundo del Cine. Diríase que entramos en el ámbito de la metaficción, del cine dentro del cine. Vemos discurrir la vida corriente de profesionales de este mundo: Rick con sus deseos de triunfar pese a todo, Cliff que ve declinar su estrella y se resiste a ello, Sharon Tate que asiste gozosa a sus primeros éxitos en la carrera cinematográfica que está emprendiendo al lado de su marido Roman Polansky...; y también escuchamos los ecos y alusiones directas a mitos del Cine del momento admiradísimos por el director Quentin Tarantino: Sergio Leone, el famoso director italiano de spaghetti westerns rodados en su mayoría en Almería (España); Clint Eastwood, actor apreciadísimo por Tarantino, que saltó al estrellato con estas películas; el gran Steve McQueen, a quien se evoca indirectamente desde el personaje realizado por Brad Pitt; las películas de Bruce Lee cuyo personaje aparece encarnado por Mike Moh; y así.
También se hace ver la competencia que este Cine de gran formato está recibiendo por parte de la televisión cuyas series ya convocan alrededor de la pequeña pantalla todas las noches a toda la familia e incluso a aquellos, como los jóvenes de la Comuna hippie, que en apariencia al menos cuestionan las bases de la sociedad americana pero que no se pierden ninguna noche el capítulo correspondiente de la serie "F.B.I.", de "Lancer" (serie semejante a 'Bonanza' o 'El gran Chaparral') o de "El avispón verde" que durante una temporada protagonizó con éxito mediano el gran Bruce Lee. Tarantino, con estas referencias, realiza también un cálido homenaje a estas pioneras series televisivas que abrieron el paso a las actuales contra las que Hollywood hoy día no sólo ya no lucha sino que es él mismo quien las promueve, produce y protagoniza.
"Érase una vez..."
La ficción que mezcla lo real y lo inventado, que nace de lo real pero que lo transforma y lo modifica convirtiéndolo en algo que ya no es lo que fue aunque lo recuerde, lo evoque, lo homenajee, lo agasaje, le haga un tributo de admiración, lo elogie, lo ensalce, lo enaltezca, lo alabe... Pero ya no es lo que fue en realidad. Y eso este filme nos lo recuerda. Y a mí me ha encantado la maestría con la que Tarantino nos rompe la cintura con los quiebros y regates que tan magistralmente practica en este noveno film de su carrera cinematográfica. De aquí el interés que en mi opinión tiene la ubicación de esos puntos suspensivos pues como digo al inicio de esta entrada de estar en un lugar u otro nos ubicamos en la ficción o en la realidad. En esta ocasión, tal y como suele acostumbrar hacer el director de la película nos movemos en la pura ficcionalidad nacida de un hecho real, sí, pero no atenida con pelos y señales al mismo."Once upon a time... in Hollywood"