“Queremos hacer un teatro que nos guste, en el que nos sintamos cómodos, sin intermediarios. Nuestro teatro”

Jesús Caba y Cecilia Freire en la Sala Mirador (Madrid). Fotografías Isabel L. Marrupe

Hace algo más de medio siglo,  un grupo de jóvenes artistas criados en los soñados años 20 estuvieron dispuestos a considerarse perdidos cuando en el momento de su madurez se veían hundidos en lo que parecía el colapso de la civilización occidental. John Dos Passos, Ernest Hemingway y Francis Scott Fitzgerald, eran algunos de ellos y formaron lo que ellos mismos definieron como generación perdida. Parece que estamos reviviendo el pasado. La historia de nuevo se repite,  vemos cada día como nuestras expectativas de futuro se ven menguadas.  En este grave contexto social, aún quedan jóvenes con ganas de salir adelante  y de gritar que otro mundo es posible y que es el momento para darlo todo por un sueño, así lo han demostrado Cecilia Freire y Jesús Caba y “Huevo”, su primera obra, es el ejemplo de ello.

Hace un año y medio, un pequeño grupo de actores entre ellos Cecilia y Jesús decidieron dar un paso más y formar su propia compañía, La Bipolar, con “la intención de hacer un teatro que nos guste, en el que nos sintamos cómodos, sin intermediarios. Nuestro teatro”  comenta Cecilia. Unos meses después y tras algunas bajas en el número de fundadores viéndose reducido a ambos actores,  han presentado “Huevo” la primera obra teatral de la joven compañía, “un proyecto que da a luz tras mucho esfuerzo y dedicación y que nace de las ganas de hacer teatro y de no esperar en casa un trabajo que muchas veces tarda meses o años en salir” nos cuentan ambos actores.

Dada la delicada situación económica actual que se ve agravada en el sector cultural como consecuencia de las restrictivas medidas que el gobierno actual ha puesto en marcha, proyectos como el de La Bipolar se convierten en una alternativa para seguir haciendo cultura, “es la única salida. En Argentina te reconforta ver la cantidad de trabajo teatral y de grandes autores que vienen aquí con obras impresionantes, como Daniel Veronese o Pablo Messiez. Son personas que han pasado por una situación económica extrema y se han reinventado” nos cuenta Cecilia. Ambos coinciden que las malas políticas culturales que se están aplicando acarrearán graves consecuencias “Hablan de recaudar y que con el IVA lo conseguirán. Es ridículo, cuando subes el impuesto del IVA la gente deja de comprar cosas, de ir al cine o al teatro” comentan ambos actores. Medidas políticas que consideran la cultura como mero entretenimiento, escondiendo por otro lado su carácter educativo y formativo, “está claro que para tener un pueblo obediente debe ser un pueblo iletrado. En ese sentido la cultura tiene mucho poder para formar personas libres, críticas con su entorno. Pero es una buena señal porque significa que nos tienen miedo y vamos a utilizarlo”.

“Huevo”, una obra escrita por ellos mismos y revisada  y dirigida por Iñigo Guardamino, nace en este contexto social en el que viven sus creadores y se traslada a un mundo ficticio en el que se desarrolla la vida de sus protagonistas, Judith (Cecilia Freire), una mujer de éxito, ejecutiva en una gran multinacional que consigue todo lo que se propone y  Francisco (Jesús Caba), un hombre sensible y algo soñador que se contenta con ser amo de casa tras perder su trabajo. Una mañana, la joven pareja reciben en la puerta de su apartamento un huevo, que representa a un hijo, como metáfora de la paternidad, la obra nos cuenta todo lo que pasa entre ellos y el huevo. “El cambio de roles, como intentan llenar un vacío de un modo diferente. Ella volcándose en su trabajo y él queriendo ser padre. El huevo que llenará ese vacío pondrá de manifiesto a su vez las diferencias infranqueables entre ellos” nos adelantan, “la obra habla de muchos temas, pero uno muy importante es el conflicto a la hora de educar, partiendo de cómo uno ha sido educado” comenta Jesús.

Una obra completa, versátil y dinámica que conecta con el público creando un fuerte y estrecho vínculo desde que los actores ponen un pie en el escenario, “se trata de una obra en la que no hay buenos ni malos, simplemente personas humanos con sus defectos y virtudes y en la que todos podemos sentirnos representados con ambos personajes en algún momento determinado” nos cuenta Cecilia, “por otro lado a lo largo de la obra se rompe mucho la cuarta pared, eso hace que el público se haga más partícipe. Iñigo, el director, por su parte intentó sacar partido al hecho de que sólo fuéramos dos actores, dándonos más de un personaje a cada uno, jugando con luz, con sonido, con el tercer personaje, el huevo, incluso cantamos. ¡No paramos ni un momento!” añade Jesús.

El hecho de que ambos actores se conocen desde hace más de una década ha ayudado a conseguir el buen resultado de la misma que se ha traducido en lleno tras lleno de la sala Mirador en Madrid, donde han representado la obra durante todo el mes de septiembre y que retomarán del 14 de octubre al 4 de noviembre en la sala Garage Lumière (Madrid). “a la gente le gusta el teatro, necesitan ir a un sitio para encontrarse con la esencia de la interpretación, que le cuenten una historia, sentir la energía de alguien que se está dejando la piel enfrente suyo” comenta Cecilia. Y vaya si
, “por ahora en el circuito alternativo no nos vamos a poder ganar la vida de esto, hay que complementarlo con otros trabajos que nos permitan poder hacer esto. Pero el camino se hace al andar y desde luego no es el momento para ser pesimistas, ni autocompasivos, hay que empezar por algo y para nosotros es “Huevo”.

Isabel L. Marrupe

Estudiante de periodismo inconformista y algo soñadora. Construyo un mundo con pequeños detalles, donde la fotografía y las letras son los grandes protagonistas.

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