Me dirijo a usted para contarle un cuento. En el año 1.993, Andrés Velásquez ganó las elecciones presidenciales con la Causa R, sin embargo, el poder fue entregado a Rafael Caldera, político de vieja data, en medio de un ambiente marcado por la decepción y la pérdida de confianza en los partidos tradicionales.
Durante meses o quizás años, Andrés Velásquez estuvo reclamando un reconteo de votos, y cazando votos en la basura, lo cual eran pruebas irrefutables del fraude cometido. Mientras Velásquez demostraba el fraude todos los días y a todas horas, los diputados del partido iban al Congreso, y hacían oposición diciendo cuando tenían derecho a palabra que el gobierno no era legítimo. Pese a todo ese panorama de defensa de principios, valores, moralidad y demás hierbas Caldera terminó su mandato, y Andrés Velásquez no fue ni siquiera candidato en las elecciones de 1.998. De hecho, la Causa R coqueteó con la idea de apoyar a Irene Sáez y terminó lanzando a Alfredo Ramos; un ala del partido se dividió dando paso al PPT, para apoyar a Hugo Chávez.
Le tengo otro cuento, en el año 1.974 comenzó el primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez. Corrió un rumor acerca de la nacionalidad de Pérez, asegurando que era colombiano, que no había nacido en Rubio, que sí había nacido, que su papá esto, que su mamá aquello. La oposición del momento se enfrascó en una batalla por demostrar o pelear la nacionalidad de CAP, que no llegó a ningún lado, y le permitió terminar sin problemas su presidencia, e incluso postularse más adelante. Hay quien asegura que estos rumores los regó su mismo partido para distraer a la oposición y tomar medidas que hubieran tenido rechazo.
Con este par de anécdotas, quiero hacerte ver que en política dos más dos, no siempre son cuatro, y no por la suciedad o putrefacción de la política, sino porque los resultados de las acciones dependen del interés de la gente, dependen de la opinión pública y su realidad, del apoyo popular, y si algo ha quedado claro en estos años es que la nacionalidad, los valores democráticos o la integridad no están en la agenda. Las personas que no tienen agua potable, en palabras de Nicolás Maduro, alcanzan el 40% del país, por lo tanto les importa un pito el Esequibo y los problemas limítrofes, no tienen tiempo de entender como el control cambiario afecta su adquisición de bienes, y mucho menos la forma en que la destrucción del aparato productivo ha dado como resultado que no haya leche en el supermercado. Hay que aceptar que hay un porcentaje alto del país que está menos mal cuando les dan una bolsa de comida, así sea de pésima calidad, o hasta vencida.
Sin embargo, como hay dos países, hay dos realidades, las ciudades son una oportunidad para la oposición porque en su mayoría están formadas por personas que tienen una aspiración distinta en cuanto a su calidad de vida. Claro, no son tan fáciles de convencer, porque hay gente pensante, íntegra e inteligente como usted que sabe que el CNE no es confiable, que permite los abusos, y que en ciertos lugares el partido de gobierno chantajea a los beneficiados por la administración para obtener sus votos. Entonces, como usted está claro y no se presta a esta burla no vota, porque usted sueña con el 350, con Egipto, con Arabia Saudita, con Mandela, etc. Le contesto a esto lo siguiente: usted no sabe cómo se aplica el artículo 350 de la Constitución, y desconoce el 349 y el 351 y todos los demás, así que no invente ni repita tonterías; en Egipto acaban de apresar y levantar expedientes penitenciarios a un grupo mínimo de mujeres que defendían la administración de Mursi; en Arabia Saudita no le permiten manejar a las mujeres; Mandela estuvo 27 años preso por conductas terroristas, y después de salir tomó el camino democrático, luego de unas negociaciones de paz en las que murieron personas de lado y lado, no al otro día de salir de la cárcel.
Ahora bien, si usted no cree en la construcción de mayorías, en las rectificaciones y el disenso, entonces usted está mucho más cerca de la otra acera de lo que piensa, porque a usted le haría bien recordar que al salir de la cárcel Chávez promovió la abstención, hasta que se dio cuenta de una lapidaria realidad: no votando no se logra nada, por el contrario, votando y haciendo algo es más probable algún resultado. Convencer a los que piensan distinto es difícil, pero convencer a los que piensan igual es el doble del trabajo.
Para finalizar, le confieso que yo entiendo sus motivos para no votar, yo sé que no han sido años fáciles, que la tensión política es agobiante en algunos casos, que buscar papel higiénico, harina y leche en una suerte de rally y ejercer la ciudadanía pueden ser incompatibles. Eso sí, le ruego que la próxima vez que ninguna alternativa lo convenza, que esté decepcionad@ de los políticos, o que no tenga luz durante horas, por lo menos, tome la decisión de votar en blanco, porque es un derecho ciudadano, y lo ubica a usted mucho más cerca de la democracia y no lo pinta como un indiferente que se fue para la playa, y se está justificando. Yo sé que usted no es un indiferente, su muro de Facebook y su TL de Twitter me lo dicen todos los días. LOL
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