Querido Diario (1) No soy supersticiosa, pero...

Aquí está la primera entrada del diario de esta devoradora. ¿No sabes de qué te estoy hablando? Pásate por mi Querido Diario... y descubre de qué va esta sección.
No soy supersticiosa, pero... llevo una semanitaque me está haciendo pensar que quizás debería serlo.
Durante estos días las inclemencias del tiempo han sido un poco locas: ahora llueve, ahora hace sol, ahora hace frío, ahora calor... sin ton ni son, las temperaturas han estado jugando conmigo.Lunes por la mañana, minutos antes de salir hacia clase: me asomo al balcón y veo que aunque no hace buen día, el cielo está despejado. Me pongo mi sudadera, mi chaqueta y salgo a la calle; no hace demasiado frío, se podría decir que la temperatura es incluso agradable. Llevo tres minutos caminando, con la mochila puesta y escuchando a Nickelback en mi iPod cuando ¡EMPIEZA A LLOVER! Oh, vaya.
Martes por la mañana. Veo que unas nubes grisáceas cubren el cielo, el viento azota mi cara y me estremezco de frío. Sudadera, chaqueta polar y un paraguas en la mochila... "¡JÁ! Hoy voy preparada." Salgo a la calle y empiezan a caer unas gotitas... saco mi paraguas rojo y sigo andando sin mojarme más que los zapatos. Tercera hora de clase, mortalmente aburrida y... sale el sol. Y empieza a hacer calor. ME ABRASO.
Miércoles. Cansada del vaivén de la temperatura, me despierto con una mañana bastante fresca: camiseta de manga corta debajo de la sudadera, así no habrá problema. BIEN. Toda la mañana con una sonrisa en los labios, al fin encontré la solución. Pero entonces llega la clase de educación física. Partido de hockey. He marcado 4 veces. Veo que el equipo contrario va hacia nuestra portería, dispuesto a marcar, y me planto de defensa intentando parar la pelota. La felicidad de todo el día se desvanece con un grito de DOLOR. Me han dado con el stick en la mano izquierda: bajo la mirada y me encuentro con un corte bastante profundo que parece una fuente de sangre. Por mi boca empiezan a salir todos los insultos que conozco, sean en el idioma que sean. Primeros auxilios y camino a urgencias: una enfermera que está más atenta del reloj para ver cuándo empieza su descanso que de mi mano, un par de puntos, una venda que aun llevo y a casa. PUAGH.
Jueves. El tiempo se porta bien conmigo, no sufro más accidentes. Última hora de clase, con el estómago rugiéndome y sin daños. ¿Demasiado bonito para ser cierto, no? Entra el profesor y esuchamos LA frase: "Chicos, moved las mesas: examen sorpresa". ¿QUÉ?
Llega el tan esperado viernes, y la suerte empieza a cambiar. Paso un bonito día sin incidentes, con una gran acogida de la Revista Siete Letras y un dolor en la mano izquierda que empieza a remitir. Llega la medianoche con una devoradora a la que se le cierran los ojos pero que no está lo suficientemente cansada como para irse a dormir, a la que no le apetece leer y mucho menos reseñar. Pero entonces sucede ALGO; ese algo me lleva a un par de conversaciones con los humos muy altos, y con razón. Apago el portátil y me meto en la cama indignada, con ganas de gritar.
Sábado. Me despierto a la hora en que la gente normal está comiendo, remoloneo en mi colchón nuevo media horita más y me levanto. Twitteo, reviso el mail y bloggeo unos minutos. Sé que tengo que estudiar y hacer varios comentarios de texto, pero la vagancia puede conmigo y mi mente empieza a maquinar algo con lo que combatir mi propio sopor. Mientras me doy una ducha y disfruto de la tortilla de patatas que ha traído mi abuela (♥), en mi cabeza se perfila una nueva sección a la que llamaré "Querido Diario". Anuncio la nueva sección en la que una servidora desvariará cuanto quiera, hago el vago, estudio un poquito, veo un par de episodios de Héroes y vuelvo a abrir el portátil para escribir lo que estáis leyendo, segura de que muy poquitos llegarán hasta el final (es comprensible, por supuesto XD).
Y yo me pregunto... ¿A qué se debe la mala suerte que me rodea? ¿Será por aquél gato negro que vi el sábado pasado cuando salía del ensayo de teatro, en el que subí al escenario con una camiseta amarilla? ¿O porque el domingo se me rompió un pequeño espejo que llevaba en el bolso? ¿Tengo que ser supersticiosa, o qué?
Cierro la primera entrada de este Querido Diario esperando que la mala suerte se aleje de mí, que hayáis tenido una semana mejor que la mía y aplaudiendo a los poquitos que hayáis conseguido llegar hasta el final sin saltaros una sola línea. Un abrazo ♥