Revista Libros

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma…

Publicado el 29 mayo 2010 por Dreamer
 

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma…

 

Hoy la devoradora vuelve a compartir con vosotros las páginas de su Querido Diario… Leerlo o cerrarlo es cosa vuestra, pero si os interesa lo que os pueda contar… adelante

 

 

Aprovecho el Querido Diario de hoy para lanzar un pequeño grito al mundo, para compartir con todo aquel que lea estas líneas lo cansada que estoy de encontrar las mismas injusticias día tras día…

 

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma… El otro día, mientras leía tranquilamente en un banco del parque, escuché las risas de unos niños. Al levantar la vista me encontré con un panorama que me dejó fría: un par de gatitos que no tendrían más que unos días de vida estaban dentro de una caja de cartón, y dos niños de unos nueve años se divertían tirándoles piedras, arena, palos, botellas, latas vacías y todo aquello que encontrasen en el suelo. Lo peor de todo fue que el padre de los niños estaba sentado en un banco a escasos metros de ellos, y se reía. A carcajadas. Por lo visto, le parecía perfectamente normal que sus hijos maltratasen a unos indefensos animales. Pero una adorable niñita de tirabuzones castaños bajó del columpio y se acercó a ellos para decirles: “Parad ya por favor, les estáis haciendo daño”. Los niños se rieron más. Entonces apareció un anciano con su pelo canoso, su boina y su bastón: el abuelo de la dulce niña. Se acercó al padre de los niños y le gritó las mismas palabras que yo había estado a punto de soltar: “Usted no tiene vergüenza”. A esa frase le siguió un discurso que hizo que el padre de los niños se sonrojase y se marchase de ahí enseguida, un aplauso de aprobación por parte de todos los allí presentes y una sonrisa en mis labios.

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma… Ese mismo día, mientras volvía a casa en el autobús, me encontré con más de lo mismo. Sólo quedaban dos asientos libres, y en la siguiente parada subieron cuatro personas: un hombre que no llegaría a los cuarenta y una anciana de color acompañada por dos niñas pequeñas que (supuse) eran sus nietas. El hombre ocupó uno de esos asientos en el momento. Y ocurrió. El hombre que estaba junto al único asiento libre colocó su mochila en ese asiento, se puso cómodo y fingió estar dormido. Las puertas se cerraron, el autobús se puso en marcha, la anciana y sus nietas se quedaron de pie y ninguno de los otros pasajeros que habían visto lo mismo que yo tuvo la decencia de hacer ni decir nada. Me quedé de piedra. Me levanté y le ofrecí mi asiento a la anciana: algo nerviosa, me respondió que no era necesario. Insistí, la señora se sentó con una niña sentada en cada pierna y me dieron las gracias. Esas tres sonrisas de agradecimiento me hicieron sentir bien, pero seguía cabreada con ese hombre que ahora, mira-por-donde, estaba despierto y mirando por la ventana. No llevaba ni dos minutos de pie en el pasillo cuando quitó la mochila y me dijo, con su cara más inocente: “¿Te quieres sentar?”. Le respondí que NO. Llegamos a la siguiente parada, en la que tenía que bajarme. Opino que el respeto es importante y nunca hay que perderlo, pero no pude evitarlo: antes de salir, le miré con asco y le resumí en una palabra lo que pensaba de él. “Racista”.

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma… Anoche, mientras volvía a casa a eso de las once y media, vi algo mucho peor. Había una pareja discutiendo, y el volumen de los gritos aumentaba cada vez más. ÉL empezó a insultarla, le dijo todo lo malo que os podáis imaginar, y ELLA intentaba defenderse diciéndole que estaba equivocado. Los vecinos se habían asomado al balcón y la discusión era cada vez más acalorada. Entonces, ÉL la llamó zorra y le dio un bofetón. La chica acabó en el suelo, llorando, pero volvió a levantarse. Y su pareja la tomó a golpes con ella. No sabría describir la impotencia ni la rabia que sentí en ese momento. Por suerte, ya habían llamado a la policía, y en pocos segundos aparecieron a la vuelta de la esquina; se llevaron al chico en el coche y llevaron a la chica al hospital.

Querido Diario (3) Injusticias que me ponen enferma… El maltrato es algo que, por desgracia, está presente en nuestra sociedad, ya sea hacia personas o hacia animales, al igual que el racismo, la homofobia, el sexismo,… todo esto y mucho más es el veneno que está condenándonos día tras día. Y estoy harta de tantas injusticias. ¿Es que soy la única que siente esta rabia, la impotencia, la decepción? Con cada “Maricón de mierda” y “Vuelve a tu país, sudaca”, mi cabreo es mayor.

 

¿Llegará el día en que el mundo se de cuenta de que todos somos personas, sin importar el color de nuestra piel o nuestra condición sexual? ¿Y que la vida no es un juego, seamos persona o animal? Aquí la devoradora sigue soñando con esa utopía perfecta mientras os invita a escuchar el precioso Imagine de John Lennon. Respira, relájate. Ahora que me he desquitado un poco, me retiro a seguir estudiando. ¿Le interesará a alguien lo que he escrito? No tengo la menor idea. Pero he soltado lo que llevaba dentro, y me siento bien :)


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revista