De plantas hemos hablado muchas veces por aquí, sobre todo de lo que nos gustan las de interior. También hemos reconocido que no somos nada expertas en ellas y sus cuidados; conocemos lo básico para que alguna que otra nos sobreviva y muchas, muchísimas, se nos queden por el camino. Y hay rincones de la casa en los que no conseguimos, ni a la de tres, que alguna perdure. Por supuesto, suele ocurrir con aquellos espacios que más interés tenemos por decorar con alguna maceta bonita. En concreto, nos ocurre con una de las ventanas de nuestra cocina; aunque es amplia, por su orientación carece de mucha luz natural... Sin embargo, forma una esquinita muy coqueta con la zona de desayuno, y una planta colgante es el detalle perfecto que, a nuestro modo de ver, le falta. Las hemos tenido de todas las especies, esas que nosotras conocemos por su nombre de pila; la del dinero, cintas, hiedras... No ha habido manera. Así que, y antes de rendirnos, decidimos recurrir a un poto. ¡Y no nos ha fallado! Nos fascina el poder de adaptación de esta planta... Es una superviviente nata que siempre termina brotando y adornando con sus largos brazos aquel espacio en el que se le deje vivir tranquila. Por eso teníamos que rendirle un homenaje y prometerle amor eterno; querido Poto, nunca más volveremos a ignorarte y ningunearte...
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Y, encima, hemos leído que purifican el aire... Es perfecta ¿no os parece?
Pues con tanto "verdor" nos despedimos de vosotros unos días. Vamos a pasar el final de año y los Reyes Magos (somos muy de Sus Majestades) con tranquilidad en familia y no queríamos dejar de desearos un Feliz Año Nuevo y mejor Epifanía.
¡Feliz 2020!