Revista Libros
Ayer, en un impulso, dejándome guiar por las buenas críticas y la prometedora lectura de las primeras páginas (el sample que ofrece Amazon), me compré Querido Word, de Cristina González. Puedo afirmar que difícil lo tiene el libro que lo vaya a desbancar como peor lectura del año, porque el listón está irrisoriamente alto.
Buscaba una lectura sencilla, entretenida, divertida. Algo para pasar el rato y ya está, así que no penséis que mis expectativas estaban altas, porque no. Lo que me he encontrado es un intento de novela, algo que no pasaría casi ni como primer borrador, y que necesita muchas revisiones.
Kate es desarrolladora de software y empieza a trabajar en Microsoft. El primer día, su compañero de trabajo la deja totalmente intrigada porque es un chico muy guapo pero que no habla absolutamente nada, ni la mira. Esa obsesión va creciendo según pasan los días, y en pocos días ya han tenido encontronazos y todo, porque eh, el chico no habla pero le mete mano sin problemas.
Lo siento, pero no. No puedo. No es una historia ni mucho menos creíble, evoca una historia de amor dependiente y enfermiza que deberíamos dejar de lado, pero además, independientemente de eso, es que no resulta natural en la novela. Las situaciones son forzadas, disparatadas, un mix de los clichés de las películas románticas (pero de las malas, ¡eh!), y además es la típica situación de chico-con-problemas-ven-p'acá-que-yo-te-arreglo. Una variante ligeramente menos perturbadora que la del chico-malo-al-puedo-cambiar.
Lo peor es que el argumento tenía su punto, llevado de otra manera hasta podría haber funcionado, pero es todo tan forzado, tan irreal, que no funciona. Se supone que la protagonista escribe su diario en el Word, pero se hace un lío con los tiempos verbales, no hay uniformidad y los diálogos son totalmente forzados. Que sí, vaya, está escribiendo ella, así que igual es hasta normal que las conversaciones no queden naturales, pero qué sabré yo, si a mí me parece muy raro transcribir conversaciones literalmente en un diario...
Y luego pasamos a la ortografía y gramática. A ver, no hay faltas gordas de querer arrancarte los ojos con un boli bic, pero sí que hay muchas faltas. Creo que no he visto tanto "laísmo" junto por escrito nunca. También lo que comentaba más arriba de los tiempos verbales, que la autora se hace un lío y tan pronto te narra en presente/pretérito perfecto como empieza a narrar en pluscuamperfecto. Eso da una sensación de irregularidad preocupante.
En definitiva, quizá huyendo un poco de los tópicos (la mejor amiga es modelo, ajá, sí, claro...), la historia podría funcionar después de muchas, muchas, muchas revisiones. De momento, salvo que queráis poner los ojos en blanco muchas, muchas, muchas veces, yo no os lo recomiendo. ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!