Si hay algo que le pida al 2024 es que se siga invirtiendo en diabetes, en investigación, en avances, en tecnología, en definitiva, en calidad de vida para las personas que vivimos con diabetes y por qué no, que por fin encontremos la cura. Sin embargo y…
… mientras se van cumpliendo mis sueños, pienso en el gran cambio que ha supuesto la tecnología en la vida de las personas que vivimos con esta patología. Estamos asistiendo a una revolución tecnológica con nuestra enfermedad y esto nada más que ha hecho empezar. Se habla de bombas de insulina a las que ya prácticamente no tendremos que decirle qué vamos a comer, a bombas sin tubos pero con asas cerradas que automatizarán muchas decisiones de forma discreta, a terapia con bolis conectada a algoritmos que harán la toma de decisiones mucho más inteligente y automatizada para el paciente. Vamos a vivir en muy poco tiempo la era del “manos libres” en diabetes y lo llamo así, porque realmente sentiremos que nos han devuelto un poco de nuestro páncreas del pasado. Pues aunque ahora sea un poco más robótico, nuestra carga será algo menor.
Por este motivo, porque se está invirtiendo y necesitamos que se invierta más para seguir mejorando la vida de las personas que viven con diabetes, mi segundo deseo va destinado a la salud mental y la educación en diabetes, porque ambas van muy de la mano cuando hablamos de tecnología.
No hace tanto, estos dispositivos eran aún un sueño, sin embargo con su llegada, también han aparecido la ansiedad, saturación, estrés, el postureo glucémico en redes y sobre todo el síndrome del impostor, por muy bien que sea mi línea nunca es suficiente. Todo ello está afectando a la salud mental de los pacientes, pues estamos recibiendo mucha tecnología pero sin el acompañamiento adecuado. Sin la educación suficiente para manejar y principalmente digerir el dato, porque el paciente sale de la consulta del hospital sabiendo que el tiempo en rango debe ser del 70% pero no sale con ningún objetivo de felicidad, de calidad de vida, de relativizar, ya que no somos números si no personas y que cuando miras atrás, no te acuerdas de cuántos 111 sacaste el 7 de febrero de 2023, te acuerdas de los momentos bonitos que te da la vida y esos, justo esos, no podemos dejar de vivirlos por tener diabetes.
Por todo ello, queridos Reyes Magos, os pido que se invierta en diabetes, tecnología, innovación, pero también en educación para que nuestra salud mental también llegue, al menos, al 70% en rango.
Y tú? qué le pides a los Reyes Magos?