Adolf Schrödter: Don Quijote leyendo, 1834.
«¿Pero cómo es posible enredarse en tamaña jerigonza? —se decía Quexada sin poder apartar los ojos del volumen—. Este príncipe danés, con sus cábalas fantasmales, por fuerza ha de rematar con la sesera monda y en la mano». ...