Tuy (Pontevedra). 1972. Cualquier día de mayo. 7:00 AM.
Se encienden las luces. Por los altavoces suena el leve chasquido de la aguja del tocadiscos al caer sobre el surco. Tras los primeros compases románticos de la orquesta arranca una voz cálida..."Amores se van marchando como las olas del mar..."
Con los ojos entrecerrados, violado el sueño por una luz aborrecida, decenas de adolescentes tumbados sobre las camas del dormitorio corrido.
Despertares con música. El hermano prefepto elegía entre los discos de moda. Eran buenas elecciones. Pero no era ideal el lugar elegido. Más de un centenear de chicos con el sexo en carne viva azuzados por un mensaje intolerable:
"Quién a los 15 años, no dejó su cuerpo abrazar..."
- ¡Yo!, ¡yo!... me gritaba en silencio mientras apartaba las sábanas y me incorporaba preparándome para un día más entre el grupo de aspirantes a una vida sesgada, abducida de una ética impuesta. El grupo de juniores (aspirantes a hermanos maristas) se daprestaba a las primeras labores del día. Nos esperaba un largo día de rezo, labores de limpieza, clases en el instituto, estudio, juegos, comida, adoctrinamiento, deporte, rezo...
La voz de Mari Trini flotaba en el aire. Maquinalmente nos lavábamos, nos vestíamos y hacíamos nuestras camas. Todo con pocas palabras, cada uno a lo suyo... Cada cual pensando en la letra de la canción, en la frustración que nos producía su mensaje...
"Amores se van marchando...!
Amores que nunca llegaron, pensábamos... ¿Llegarán algún día?
Sí, pero nunca como llegan a los 15 años, con oleaje y tormenta. Amores calmos que no son lo mismo. Ayer ha muerto Mari Trini. Un rostro con pasión y tormento. Su labio quebrado nunca fue motivo de desdén o menosprecio. Era un símbolo más de nuestra rebelión de los 15 años. Locos, apasionados, incompletos ante un mundo aparentemente perfecto. Mi recuerdo para ella. Durante aquellos años su poesía incendió mis pensamientos. Hoy quiero recordar su canto. En recuerdo de mis 15 primaveras. Mi vida...
Amores