Hacía bastante tiempo que en la cartelera nacional no se emitía un drama policíaco tan sencillo y cautivador como Broadchurch. El asesinato de un niño de 11 años en un idílico pueblo costero del Reino Unido ha servido para mantener pegados al televisor a cientos de espectadores durante ocho capítulos. Lejos de las inacabables series a las que estamos acostumbrados, Broadchurch ha sabido contar la historia de una manera muy natural y nada pomposa, además de enganchar a la audiencia hasta un desenlace final en el que se han dejado zanjados todos los detalles.
Costó algo más de un año que Atresmedia se decidiese a emitirla, pues compró los derechos en abril de 2013, pero la espera valió la pena. Broadchurch, una pequeña localidad que se corresponde en la realidad con la costa de Dorset (al sur de Inglaterra), se convirtió en el epicentro de todas las noticias tras producirse la muerte de Danny Latimer, un joven del lugar, en extrañas condiciones.
El pueblo esperaba la llegada de los primeros turistas en verano pero la aparición del cadáver en mitad de la playa no hizo más que ahuyentarlos. A partir de ahí comenzó la persecución del asesino dentro de los cercos del pueblo, algo que duró lo suficiente como para conocer a cada uno de los personajes, ya que muchos se convirtieron en sospechosos y fueron uno a uno investigados.
Aunque pueda sonar a tópico, “nada es lo que parece en un lugar tan pequeño y nunca llegas a conocer a las personas”. Eso debió pensar la detective Eli Miller, encargada del caso junto al detective Eric Hardy (quien hacía poco le había arrebatado su puesto de inspectora) al descubrir los secretos más oscuros de sus vecinos, personas a las que creía conocer bien y de las que se acabó llevando más de una sorpresa. En un principio ambos policías representaban la cara y la cruz de la moneda, aunque finalmente la unión de ambos sirvió para descubrir al asesino. Por un lado estaba Miller, residente de toda la vida en Broadchurch, profesional, sensible, amiga de la familia Latimer y sin ninguna experiencia en asesinatos, y, por el otro, Hardy, policía atormentado por un fracaso en un caso del pasado que quiso refugiarse en un pueblo en el que nada solía ocurrir.
Un pueblo herido
La presión ejercida sobre cada uno de los habitantes, señalados como sospechosos del crimen, sirvió para ver cómo actúan las personas en estas difíciles situaciones. Las brechas tanto entre ellos, como entre los miembros de la familia Latimer, fueron palpables en cada uno de los capítulos. Nadie se escapaba de la sombra de la sospecha y el egoísmo del ser humano quedó perfectamente reflejado en sus reacciones. Sus vidas habían sufrido un duro golpe con el asesinato de uno de sus vecinos, pero estas debían continuar. Si bien es verdad, la unión entre los habitantes quedó reflejada en varias ocasiones bastante emotivas; como en la escena final de la serie.
Uno de los personajes más conciliadores fue el reverendo Paul Coates (Arthur Darvill). Este mensajero de Dios y representante de la Iglesia consiguió unir en más de una ocasión a un pueblo que se estaba fracturando. Ese mismo papel moderador lo utilizó para ayudar también a la familia Latimer, rota literalmente por el dolor y los secretos de sus componentes.
El papel de la prensa
Pone en evidencia la importante duda que existe entre los profesionales de la comunicación: actuar como personas o como periodistas ante un hecho de tal magnitud como el asesinato de un menor en un sitio tan pequeño. Por un lado están las ganas de los periodistas que quieren colocar sus escritos en los medios nacionales y, por otro, el rigor y el respeto con el que hay que tratar temas tan escabrosos. En ocasiones, hay que saber esperar al momento más indicado para hablar y condenar a un sospechoso, de lo contrario, el afán por hacer sangre de algún hecho no puede desembocar más que en una tragedia.
Una vez entendida esta diferenciación, la prensa vio que trabajar al margen de las autoridades y de los afectados no era la mejor opción, por lo que se empezó a tratar el caso desde otro punto de vista más humano y para nada tergiversado por el sensacionalismo. De este modo se reflejó el papel fundamental que tienen que ejercer los medios de comunicación, en cualquier sociedad, como intermediarios entre ambas partes. Eso sí, siempre regidos por una verdad clara y probada por los hechos.
Fue en su propia casa, ¿cómo no pudo saberlo?
Aparentemente esta frase no dice mucho, pero aquellos que hayan visto la serie o que la escuchen al verla por primera vez, entenderán todo el significado que en ella se recoge. Sobre todo porque está pronunciada por una de las protagonistas hasta en tres ocasiones, dejando muy claro que hay muchas cosas que ocurren lejos de nuestros hogares, pero que otras muchas acontecen a nuestro lado sin que nosotros podamos darnos cuenta.
La confianza ciega en algunas personas hace que no veamos la realidad tal cual es o que la interpretemos según un campo de visión muy reducido. En el lado contrario está la desconfianza que mostramos hacia otras muchas, el desinterés por ellas sin apenas tener conocimiento de quiénes son. Esto justifica la decisión de señalar a algunos vecinos como sospechosos, simplemente por ser desconocidos (o casi) para el pueblo y por estar apartados de la vida en sociedad. Una sugestión que también aprovechan los guionistas para hacer más grande la sorpresa cuando el culpable acaba siendo uno de los más integrados y cercanos.
La recompensa al buen trabajo
La serie británica ha sido la gran triunfadora de los premios BAFTA, que anualmente entrega la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, llevándose un total de tres galardones: el de mejor Drama, el de mejor actriz para Olivia Colman (la detective Miller) y el de mejor actor de reparto para David Bradley (quiosquero Jack Marshall). El éxito no ha parado aquí. Colman aun tiene una nueva oportunidad de llevar el nombre de la serie a lo más alto, después de haber sido nominada como mejor interpretación femenina a los Premios Emmy Internacionales. Para saber si lo consigue o no, habrá que esperar hasta el próximo 24 de noviembre, a una gala que tendrá lugar en el Hotel Hilton de Nueva York.
Renovación y remake
Parece ser que Broadchurch ha calado hondo dentro y fuera de las fronteras europeas. Hace un año Chris Chibnall, creador de la serie, anunciaba que habría una segunda temporada. En esta muy probablemente repetirán protagonismo los detectives Miller (Olivia Colman) y Hardy (David Tennant), así como los padres del niño fallecido Beth Latimer (Jodie Whittaker) y Mark Latimer (Andrew Buchan).
Por otro lado, el papel del productor inglés también ha sido clave en el remake que la cadena FOX americana está emitiendo actualmente con el nombre de Gracepoint. Tennant ha vuelto a ser elegido, al otro lado del océano, para interpretar el papel de inspector en el caso del asesinato del joven Danny Solano.