Revista Coaching
Pulso el botón de publicar justo antes de embarcar en el IB6400 desde México DF a Madrid. He pasado aquí los últimos tres días dando sesiones y pasándolo estupendamente bien en todas ellas. Además esta mañana he tenido la posibilidad de visitar la Virgen de Guadalupe en su Insigne y Nacional Basílica.
A las 6.45 de la mañana me recogía en el Hotel Camino Real Santa Fe un coche para llevarme hasta la Virgen y de allí al aeropuerto. En el transcurso del trayecto el conductor me contó que antes de trabajar en esa compañía de taxis fue chofer de un político del Estado de México. Todas las mañanas tenía que recogerle en su casa y llevarle hasta su oficina. Por razones de seguridad cada día debía cambiar el recorrido.
Un día atravesó una calle cuyo firme estaba en estado lamentable: socavones y baches por todo los sitios. Le dio pena la gente que cada día debía de pasar por allí y decidió repetir el recorrido para ver si el gobernador se daba cuenta de la necesidad urgente de reparar aquella calle. El primer día que repitió, el gobernador levantó la vista del periódico que leía; el segundo día le preguntó el nombre de la calle; el tercer día desde su celular ordenó que empezaran las obras. Dos semanas después, los vecinos incrédulos y contentos celebraban cómo se retiraban las máquinas asfaltadoras dejando detrás de si una calle nueva.
Hay directivos que buscan rodearse de gente que les diga lo que ellos quieren oír. Y si no, cambian a sus equipos y consejeros. Sin embargo, lo mejor para nuestro desarrollo (tanto personal como profesional) es tener cerca a alguien que nos conozca bien, que nos diga la verdad de nuestras obras y que sepa de nuestros baches y socavones, para que nos pueda ayudar a repararlos y sacarnos adelante en tiempos de incertidumbre.
¿Por qué no te propones antes de acabar el año encontrar a ese consejero que te ayude a dar lo mejor de ti en el año que estamos a punto de empezar?