¿Quién es el candidato colombiano Rodolfo Hernández?

Como candidato presidencial, Rodolfo Hernández era hasta hace unos meses poco más que un meme que se había viralizado a través de redes sociales como Tik Tok. En sus vídeos de humor prometía terminar “con la politiquería y la corrupción”. Pero el meme dejó de serlo el 29 de mayo, cuando pasó a la segunda vuelta de las presidenciales colombianas con casi seis millones de votos.

El fenómeno del “ingeniero”, como le llaman por su profesión, ha pillado de improvisto a Colombia. Rodolfo Hernández se coló en una carrera entre la izquierda y la derecha uribista con un discurso populista, un lenguaje simple y promesas sin profundidad. Sin embargo, detrás del fenómeno viral hay machismo, procesos por corrupción y un lenguaje que roza el autoritarismo. Frente a la posibilidad de que la izquierda gobierne el país por primera vez en la historia, la derecha tradicional colombiana se ha inclinado por apoyar a Hernández.

Entre el pragmatismo y la polémica

Rodolfo Hernández es un empresario de origen humilde que se hizo millonario con la construcción de viviendas y los préstamos a familias obreras. Su única experiencia pública relevante fue la de alcalde de Bucaramanga, una ciudad de tamaño medio en el noreste de Colombia. Ejerció de 2016 a 2019, tras llegar al cargo con propuestas populistas y un discurso antipolítico, igual que en la actual campaña presidencial.

En Bucaramanga, la gran mayoría de sus promesas quedaron en papel mojado, como la de construir casas para las familias más pobres. Aun así, Hernández se jactó de haber reducido a cero la deuda de la ciudad y de haber terminado con la corruptela y el clientelismo de la política tradicional. Si bien incluso tildó a las migrantes venezolanas de “fábricas de bebés pobres” y abofeteó a un concejal opositor que lo acusó de corrupción, su popularidad llegaba al 64% al final de su mandato. En esta campaña ha llegado a decir, entre otras, que “el ideal sería que las mujeres se dedicaran a la crianza de los hijos”.

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Hernández fue suspendido de su cargo varias veces por aquellas polémicas, hasta que unos meses antes de finalizar su mandato dimitió ante las acusaciones por corrupción. Desde entonces ha mantenido que se trató de una farsa de la política tradicional en su contra, pero en la actualidad tiene procesos judiciales abiertos por presunto trato de favores en la contratación de una empresa para la recogida de basuras de la ciudad. El juicio comenzará el 21 de julio, dos semanas antes de la toma de posesión presidencial. Si gana las elecciones y para entonces sigue imputado o es condenado, se abriría un limbo jurídico para el que no hay precedentes en Colombia.

Rodolfo, el “viejito de Tik Tok”

Entretanto, la campaña de Rodolfo Hernández ha sido la del vídeo viral en Tik Tok. Como candidato ha entendido el hastío en la sociedad colombiana contra la clase política tradicional y ha sabido presentarse como el azote de la corrupción y la “politiquería”. Para ello ha sido fundamental el lenguaje: su clave del éxito ha sido un discurso sencillo, directo y entretenido.

Estos mensajes, llamativos, fáciles de memorizar y hasta graciosos, han llegado a los teléfonos de millones de colombianos a través de una red extendida por su equipo de comunicación. Hernández ha huido de propuestas complejas, de los debates con otros candidatos y de la confrontación entre la derecha tradicional y la izquierda. Eso le ha hecho verse como la alternativa a la polarización y un hombre que es parte del pueblo.

¿Un salto al vacío hacia el populismo?

Es difícil adivinar hacia donde girará Colombia si Rodolfo Hernández resulta presidente. Más allá del discurso anticorrupción y la reducción del Estado, su programa electoral son propuestas poco profundas que en ocasiones el candidato ha contradicho o ha negado conocer. Por ejemplo, votó en contra del acuerdo de paz con las FARC de 2016, pero ahora propone incluir a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional en aquel pacto.

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Otras propuestas van desde rechazar el fracking, que antes defendía, hasta retomar relaciones con Venezuela, cerrar embajadas y consulados para recortar gasto o legalizar la marihuana como uso recreativo. Con todo, sus promesas cambian a través de Twitter en función de la conveniencia electoral. Además, su movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción apenas obtuvo dos escaños en las elecciones legislativas, por lo que, si gana, necesitaría el apoyo de los políticos tradicionales contra los que lanzó su candidatura, o la posibilidad, que ya ha adelantado, de gobernar por medio de decretos.

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