Es increíble las ganas de pelea que tienen algun@s. Tú intentas mantenerte al margen, ser correcta, comprensiva, tragar y tragar kilos de mierda por el bien de tus hijos, que por cierto, luego resultan ser unos desagradecidos y el otr@ te ve distante, borde, que hablas con desdén y lo mejor ¡que perturbas a los niños con tu insistencia interrogativa!. Pa mear y no echar gota, vamos.
¿De quién coño (me hacen hablar mal, yo no quería) está hablando? Me hace dudar y todo, a lo mejor en realidad sí soy borde. Esto de tener que mantener las formas, me está matando. Mi cuerpo pide marcha y me tengo que callar y claro, luego se queja de que parece que tengo un palo metido en el culo.
Hoy os voy a descubrir el secreto milenario de cómo congelar a alguien para intentar que, por fin, te deje en paz. Por intentarlo que no quede. Todo bueno, desde el cariño, ehhh? Tampoco hace falta que le agreguéis al Facebook.
PASO 1 – Coger papelito blanco
PASO 2 – Escribir el nombre del sujeto en cuestión en medio del papelito con nombre y apellidos
PASO 3 – Debajo ponéis la razón del congelamiento. Por ejemplo: “que me deje en paz”, “que se relaje “, “que no malmeta con los niños”, “que se pille los huevos con la cremallera”, vale, vale éste último no es un buen ejemplo por eso del Karma y que lo que va, vuelve….
PASO 4 – Lo liáis tipo cigarrillo
PASO 5 – Lo atáis con un hilo negro
PASO 6 – Al congelador y ¡que no lo toque nadie, no se vayan a infectar!
Espero que os sirva de ayuda y si a alguien le resulta efectivo, ¡QUE AVISE, POR FAVOR!.