Bajo el enorme miedo y pavor que sentía en esos momentos, se escondía el valor que en varios años fui ahorrando y conservando tímidamente para una ocasión critica y esta era la ideal.
Al frente mio un amigo muerto, asesinado hace tan solo unos minutos, el homicida no debería estar lejos, el sonido de los pasos regresó a mi mente como recuerdos claros y tan nítidos fueron que descubrí eran tacones, debió haber sido una mujer. Mirando fijamente el cuerpo, como buscando algún indicio, termine encontrándole una mancha de labial en forma de beso, de esos por los que tu pareja pensaría que le eres tontamente infiel.
Lo que en mi breve trance logre deducir fue que lucio había sido eliminado por una fémina con la que quizás tuvo algún tipo de contacto candente. Digo breve por que rápidamente fui asaltado por el silencioso sonido de una cerradura girando, yo y apenas tuve tiempo para esconderme tras un librero semivacío pero con los libros suficientes para cubrirme.
Un grupo de 5 sexis muñecas ingresaron, provocando con sus tacones un sonido similar al que oí, sin embrago esta vez mucho más intenso, cogieron la alfombra ensangrentada y la usaron para rodear el cuerpo de lucio, cargaron en hombros el pesado bulto y se alejaron con una singular coordinación, cual marcha fúnebre, todas con un pequeño detalle que me parecía tan extraño como sensual, las tipas tenían una rosa grabada en sus tobillo, la misma que logre besar en la gringa que me cogí el día que conocí a lucio.
Desde la ventana del piso y viendo tras la cortina, fui testigo de como metían el cuerpo a la maletera de una camioneta ploma y apresuradas arrancaban a un norte desconocido.
Decidí no hablar con la policía, creo que por temor aunque mi flojera también aporto mucho a mi inacción, considerando que se llevaron los rastros de sangre y el cuerpo, casi nada podía hacer.
Semanas después, con el suceso y trauma superados, mientras cenaba en el balcón de un bello bar con Rose, un titular en noticiario nocturno anunciaba el hallazgo del cuerpo sin vida de un proxeneta en los arrabales del norte, con una bala en la frente. Quizás fue mi indolencia o tal vez no quería pensar que lucio fuese un chulo, el punto es que la noticia me fue poco menos que irrelevante, tanto como los programas de chismes, de echo no termine de oír la noticia, me importaba mucho más disfrutar la cena con mi hermosa enamorada .
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