Cuantas veces leemos en los titulares, noticias con relación a los desplazados, o al desplazamiento.
Nos calo el estereotipo, de que los desplazados, son esos pobres seres sin tierras, sin esperanza, tan lejanos a nosotros, sumidos en la miseria y de los cuales esperamos no tener el menor contacto.
Pero en nuestra patria ya estamos con el 10% de la población en ese estado anómalo del desplazamiento.
Se es desplazado, cuando circunstancias externas a nuestro sentir nos obligan a salir de nuestro hogar, llámese campo, finca, pueblo o aun de nuestra vivienda o trabajo en la ciudad.
Se volvió rutina horrorizante, que las diferencias se arreglen no con la disputa ante la ley o en el dialogo de ideas civilizado, y que lo que prima, es la fuerza de la agresión y de la arbitrariedad.
Se nos volvieron titulares de prensa rudinarios, las historias de los funcionarios corruptos, que se venden al mejor postor o que se inclinan a la parte de mayor "importancia" o que tenga los mejores amigos y padrinos.
Cuando leo a Mokus, con sus locas ideas de que no todo vale, ruego a Dios, que nazcan 30 millones mas con idénticas ideas, que sean capaces de defender que la honestidad y la rectitud valen, que puedan mirar a la siguiente generación a sus ojos como lo hago yo frente a la generación que me sigue y decirle he actuado con absoluta honestidad y rectitud durante toda mi vida.
Esa declaración creo yo que es la mayor herencia que puedo legarle a mis descendientes, como fue a la vez el mayor legado que me dejaron mis mayores.
Volviendo a quien es desplazado, es aquella persona, que pensó que a violencia no valía, que antes de agredir, mejor era irse, no fue cobarde, se necesita tener demasiada fortaleza, para no responder la agresión con mas agresión, es fácil en nuestra patria armarse, y salir a cobrar con mas agresión, las agresiones que se han recibido.
El desplazado, no es alguien que genere violencia, es una persona igual a usted que me lee, solo que no respondió la agresión, que pensó que valía mas la vida, tanto la suya propia como la de su victimario y que salio, en defensa de esa vida, sin saber que destino tendría.
Los más afortunados de los desplazados, hoy vivimos en otros países, algunos ya abandonaron la idea del regreso, otros sueñan con el retorno, pero todos somos ciudadanos de ningún lado.
Nuestros victimarios, los que nos desplazaron argumentan que nada se nos ha de responder, por que ya vivimos en otros lares, y acá en esos otros lares, siempre seremos inmigrantes del tercer mundo por más garantías que los países que nos acogieron nos brinden.
Nuestra patria es una patria poco amable, que no reclama sus hijos, que no protege a sus hijos, y que permite el destierro de los mismos.
Las historias de los desplazados cruzan la ancha avenida de la injusticia, no solo hemos soportado que se nos saquen de nuestros hogares, peor aún saber y ver que nuestros agresores toman a saco de botín lo que nos costo una vida de trabajo construir y que disfruten muchas veces con la complacencia de las autoridades, lo que es nuestro.
Da lagrima ver a nuestros hermanos colombianos, a las nuevas generaciones, indolentes ante el desplazamiento, guardando silencio cómplice, sin pronunciarse.
La agresión es contra el 10% de la población y las cifras antes de disminuir van en aumento.
Esto me hace recordar que Hace casi 30 años, nuestra patria tuvo un Procurador General, llamado Carlos Mauro Hoyos Jiménez. Que supo ser un funcionario al servicio de su pueblo. Era de esa estirpe de hombres para los cuales no todo vale, fue inmolado por aquellos que formaban parte de los tristemente grupos del narcotráfico.
A el le encantaba un poema especial que originalmente fue parte de un sermón (erróneamente adjudicado al dramaturgo alemán Bertolt Brecht) que trata de las consecuencias de no ofrecer resistencia y solidaridad ante a la agresión que sufren los demas y que dice así:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Martín Niemoeller, 1939.
Hoy usted esta allí, en la calidez de su hogar leyéndome, en la tranquilidad de su oficina, sintiéndose confiado y seguro, y me alegra que así sea, espero que eso no cambie nunca, pero que ha hecho en contra del estado de cosas anómalas que vive nuestra patria….
Como se ha comportado con sus hermanos desplazados….
Es usted funcionario….. a sido justo e imparcial en su labor, o su balanza ha estado en contra de Pedro, María, Felipe o Juan, por ser desplazado….? Por no tener “palancas”….?
No espere que vengan por usted…..
Ayude a que ello no ocurra, ayude a que el flagelo del desplazamiento pare.
Ayude a cambiar este estado de estado de cosas inconstitucional, del que habla la honorable Corte Constitucional de Colombia, en su Sentencia T-068/10