Crédito: Flickr/waywuwei
Y en el mundo real…lejos de Bruselas, donde los líderes de las potencias más industrializadas del planeta, el G-7, se han reunido esta semana, la desigualdad sigue generando desigualdad.
Desde los años 70, la clase media estadounidense ha ido retrocediendo, de un 51% entonces a un 42% en 2013. Sólo entre 2009 y 2011 -los dos primeros años de recuperación económica tras la crisis- el valor promedio neto de los hogares en el 7% más rico creció en 28%, mientras el valor neto de los hogares en el restante 93% cayó en 4%. Otras cifras, dadas por Oxfam, indican que en Estados Unidos, el 1% más rico acumuló el 95% del crecimiento después de la crisis mientras que el 90% se volvió más pobre.
Así es como, mientras las grandes corporaciones financieras fueron rescatadas, la clase media todavía trata de recuperarse de las hipotecas basura y del estallido de la burbuja que salpicó a todos.
Según explica Jared Bernstein en el número de La Vanguardia Dossier dedicado a La clase media, uno de los motivos que ha llevado al aumento de la desigualdad en Estados Unidos en los últimos años es que los protagonistas de los mercados financieros son mucho más influyentes en la política que los de los mercados de trabajo. “Mientras la riqueza se ha concentrado de forma creciente, las personas con ingresos estratosféricos pueden básicamente comprar la política que quieren bloquear y la que no quieren”, asegura.
Martin Gilens, de la Universidad de Princeton, y Benjamin I. Page, de la Universidad de Northwestern, quisieron comprobar hasta qué punto una afirmación como esta era cierta. Se preguntaban ¿quién gobierna realmente en Estados Unidos? Pues según la conclusión de su estudio, publicado recientemente, Estados Unidos está gobernado por una élite rica y poderosa. Estados Unidos es hoy una oligarquía, en otras palabras.
Aunque esto es algo que ya nos resulta familiar, mirarse Estados Unidos como una oligarquía propiamente dicho suena un poco raro viniendo de una de las democracias más grandes del mundo. Según el estudio, las élites económicas y los grupos organizados que representan los intereses empresariales tienen un gran impacto en las políticas del gobierno de Estados Unidos mientras que el ciudadano medio tiene poca o ninguna influencia.
Un ejemplo de ello es que tras el derrumbe de Lehman Brothers en 2008 las respuestas de los gobiernos de los presidentes George W. Bush y Barack Obama han permitido a las instituciones financieras evadir, en gran medida, responsabilidades. “La regulación financiera fue débil mientras que la clase media y los pobres no han podido recuperar el terreno perdido a pesar de que las corporaciones lo han recuperado notoriamente”, dijo Gilens en declaraciones a la BBC.
Estados Unidos debe recordar que el país no debe representar a sólo el 1% de sus ciudadanos. Que el peor peligro para la democracia y para la población no depende de un rescate bancario, el peor es venderse al mejor postor. El peor es no representar los intereses de tus ciudadanos sino el de tus empresas. Que Wall Street no es sólo un distrito financiero, es también el espacio que una vez fue tomado por los indignados, que recordaron entre otras cosas la importancia de combatir “big money in politics”.
BLANCA BLAY
@BlancaBlay
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http://www.huffingtonpost.com/jeffrey-winters/oligarchy-and-democracy-i_b_5206368.html
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/01/140127_eeuu_desigualdad_cifras_obama_tsb.shtml
http://www.aljazeera.com/programmes/empire/rise-of-the-oligarchs/2014/05/it-just-money-it-power-201452412128351328.html
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