Revista España
¿Quién no ha oído esta frase en los últimos tiempos? Lo más preocupante, no es haberla oído, es haberla escuchado de aquellos que la han dicho. Políticos nacionales, autonómicos, locales, banqueros de todos los colores, economistas ortodoxos neo-liberales desde sus buenos puestos, dirigentes de organizaciones empresariales y periodistas pontífices desde sus púlpitos bien remunerados, son aquellos que vomitan con odio al ciudadano la manida frasecita con objeto de justificar las medidas anti-crisis. Vamos a ver señor lector: ¿Cuánta gente conoce usted que haya vivido por encima de sus posibilidades y que sea la causante de la crisis-estafa que estamos padeciendo? ¿Tener la ilusión de adquirir un piso para vivir de forma lo más decente posible, es vivir por encima de las posibilidades de uno? ¡No me toquen las narices por no decir otra cosa! La mayoría de los ciudadanos trabajaba de forma honesta, destinando parte de sus ingresos para hacer frente a los costes de vivienda. Los talibanes del mercado neo-liberal dicen que a nadie se le puso una pistola en el pecho para firma los contratos con las entidades bancarias. De acuerdo, pero ¿quién inflaba los precios de las propiedades, y sobre todo las tasaciones para que las operaciones se pudieran llevar a cabo? ¿Quién se llevaba pingües comisiones por las operaciones hipotecarias, aún a sabiendas que en el futuro posiblemente no se pudieran cubrir por parte de los clientes? Dirijan sus miradas a las empresas tasadoras, directivos bancarios y agencias inmobiliarias. La clase política no se puede quedar fuera de esta estafa monumental, porque, que yo sepa, el ciudadano no tuvo ninguna capacidad de decisión en la formalización de obras faraónicas como el Aeropuerto de Castellón, el Aeropuerto de Ciudad Real, el Aeropuerto de Murcia-Corvera, la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, las Autopistas “R” de la Comunidad de Madrid, la Super-Gasificadora de Gijón, los AVE a cada ciudad y pueblo de España, la Fórmula 1 en Valencia, la Copa América también en Valencia, los múltiples Auditorios y muchas más obras faraónicas que cualquiera puede ver en su entorno. Estas inversiones -absurdas la mayor parte de ellas- fueron financiadas por las Cajas de Ahorro de cada zona, siendo usadas de forma escandalosa como bancos particulares por parte de los dirigentes políticos de las Comunidades Autónomas. ¿Qué se necesita dinero para costear una urbanización imposible de vender, pero de algún “amiguete” político? Una llamada a la Caja de marras, y solucionado el problema. ¿Qué tenemos que ser más que nuestro vecino y nuestro aeropuerto tiene que ser más grande y más fastuoso aunque no sea necesario? Venga pues, que para eso está la Caja, que para eso mando yo. La culpa es de ciudadano, que vivía por encima de sus posibilidades. ¿Y los banqueros y bancarios? Los banqueros, los banqueros… A todos ellos se les llenaba la boca hablando de lo bien que lo hacían, de lo bien que gestionaban sus negocios. En colaboración con las Agencias de Tasación, se las arreglaron para conceder préstamos hipotecarios por cantidades superiores al 130% del valor de mercado, y para llenar de millones de euros solares de tierra baldía que promotores sin escrúpulos habían conseguido re-calificar mediante sobornos a los políticos de turno. El cliente se “amarraba” por cuarenta años, y el gestor se embolsaba una buena comisión por la operación. Todas esas “fantásticas gestiones” subían como la espuma a los pisos superiores de la entidad financiera, donde el Consejo de Administración de la misma, engordaba sus balances de forma ficticia con unos activos tóxicos que no valían, ni valen la mitad de lo invertido. Eso daba igual, ya que lo que engordaba –de forma exponencial-, era la retribución por variables, que se metía en la cartera el consejero. Ahora se entienden los cuantiosos bonos, los salarios obscenos y las indemnizaciones y jubilaciones de otro planeta. Eso también era culpa del ciudadano que vivía por encima de sus posibilidades. Trama Gürtel, Caso Palma Arena, Bankia, Bancaja, CAM, Caixa Galicia, EREs de Andalucía, Fadesa, Urdangarín y Noos, retiros dorados en Telefónica, participaciones preferentes, Orange Market, re-calificaciones urbanísticas y más, mucho más son algunos de los ejemplos de la corrupción que dominaba –y domina- el panorama nacional en España. Los componentes de todos esos chiringuitos, fueron los que vivieron por encima de las posibilidades del país, y son esos mismos componentes, los que nos están diciendo a los ciudadanos de a pie, que fuimos nosotros los culpables, y que por ese motivo, debemos ser los “paganinis” de la situación creada. Por ahí no paso, no señor. No nos quieran hacer tontos. Lo que ustedes llaman crisis, es una estafa al Estado, orquestado por sus cabezas neo-liberales, cuyo último objetivo es el de cargarse lo público para generar riqueza en unas pocas empresa privadas, mientras se llenan los bolsillos con millones robados al ciudadano. Ya está bien que nos intoxiquen y nos quieran hacer “lavados de cerebro”. ¡Si ustedes han sido los que han vivido por encima de sus posibilidades, paguen ustedes las consecuencias!