Este título es un relámpago en una noche sin tormenta, un cristal en la duna de un desierto. Paseaba por la librería de un gran almacén cuando escuché la señal de alarma que se esconde en esta pregunta. Fue así como descubrí a Catherine y a su hijo Michel, por azar, atrapado por este título largo, original y perfecto.
Michelou, campeón invencible de las tres en raya, ama el chocolate por encima de todas las cosas. Está enganchado a una serie de dibujos de un hippie colgado desde los setenta y teme tanto al viento que cuando sale a la calle se calza la capucha de su sudadera como un caballero se protegía con su yelmo antes del combate. Michelou es un hombre atrapado en el cuerpo de un gigante con el cerebro y el corazón de un niño.
Catherine, la señora Hubeau para las otras madres prisioneras, vive desde hace tantos años la vida de su hijo que ya no sabe, no puede, no quiere, vivir su propia vida. Cuidar a Michelou da sentido a su existencia, mientras la agota, la encierra en un ritual repetitivo donde el tiempo parece congelado, donde todas las semanas parecen la misma desde hace demasiados años.
Su vida difícil no es atractiva ni interesante, pero con una maestría admirable Zidrou y Roger consiguen contar en un puñado de viñetas la enormidad de su gesta. No caen en el sentimentalismo: alguna escena ofenderá a las madres más puritanas. Las demás reirán a carcajadas, porque con habilidad guionista y dibujante introducen una buena dosis de humor en un drama que podría ser asfixiante.
Su respuesta a larga pregunta del título es una reivindicación de miles de heroínas anónimas que un día vieron cómo el destino truncaba sus sueños. Invitándonos a vivir la vida de Catherine y Michelou, Zidrou y Roger han creado una de las más hermosas celebraciones que he leído del amor materno. No lo dejes escapar. Yo voy directo a la librería a comprarme todos los títulos de Zidrou.
‘¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra?’ Zidrou y Roger. Norma Editorial. Barcelona, 2013. 56 páginas, 15 euros.