Revista Boda

¿Quién me lleva del brazo?

Publicado el 04 julio 2014 por Ta @detrasdeunaboda

Ésta es una de las preguntas que más rápido se responden en los preparativos de la boda. En la mayoría de las ocasiones no llega ni a plantearse porque una novia sabe en cuanto exclama ese ¡¡síi!! al ¿quieres casarte conmigo? que será su padre el que la lleve del brazo hacía su futuro marido pero…. ¿qué pasa cuándo esa persona que es un padre no está? Hoy, que hace 7 años que la persona que me hubiera llevado lleno de orgullo y satisfacción se fue os desvelo las pautas (si es que existen) para responder a esa pregunta y encontrar a esa persona que te lleve del brazo.

¿Qué pasa cuándo el padrino natural no está?

Si este es tu caso ya lo sabrás, no es fácil. En ese momento en que sabes que te casas sabes lo que te gustaría darle la noticia y lo que hubiera disfrutado con ella. Quizás, esta puede ser la decisión más difícil de la boda, la que más lágrimas te saque, la que más te haga dudar, pero tranquila todo pasa y al final, tendrás un padrino excepcional. Un padrino lleno de orgullo que te llevará del brazo con más firmeza (si es que es posible) y que hará de su responsabilidad tu disfrute. Nadie quisiera tener que elegir padrino para su boda pero llegado el momento de tener que hacerlo….¡vamos a ello con la sonrisa puesta!

1. Habrá personas que se ofrecerán.

Seguro, siempre a alguien dispuesto a llevarte del brazo. Ellos se ofrecen pero tú decides, no te olvides de esto. No te veas en ningún compromiso. Si tú crees o sabes que hay otra persona más idónea para prestarte su brazo no lo dudes. Nadie se va a sentir ofendido si se lo explicas.

2. No tengas miedo en preguntar.

Habrá gente que quiera ofrecerse pero no sabe cómo. Seamos sinceros, para la novia no es fácil pero para la persona que ocupa el lugar del padrino tampoco. Si sabes quién quieres que sea tu padrino y no se ofrece díselo tú! Ocurre pocas veces pero puede ser que no quieran ser el padrino, volvemos a lo de antes, no es fácil para ellos tampoco así que si te dice un no con una explicación, ¡no te lo tomes a mal!

3. Es una elección, no una imposición.

Puede ser que llegado el momento alguien intente condicionar tu elección. No lo olvides, es tu elección. Nadie debe tratar de imponer en ti su decisión sobre quién debe ser tu padrino de bodas.

4. Puede ser quién tú quieras que sea.

Falta la persona más importante y en esto si que si, ni hay ni entra el protocolo. Elige a quién tu quieras: familiar, amigo, más joven, más viejo, hombre, mujer. Lo que importa es que esa persona sea importante para ti.

5. Sigue a tu corazón.

Suena a tópico, a canción empalagosa o a canción del verano pero es así. Al final, todo es una cuestión más de corazón que de razón. Si el corazón te dice quién es la persona ¡hazle caso! Quizás pienses que tu corazón se ha vuelto loco si te hace pensar en ese amigo de hace 20 años que ves a diario antes que en algún miembro de la familia, o quizás le des vueltas a si hacerle caso y elegir a ese tío que hace años que no ves por la lejanía pero que tantos momentos te ha dado…

6. ¿Y si no hay padrino?

Pues no lo hay. Si a ti te sale no llevar padrino ¡adelante! ¿El qué dirán? Ni lo pensamos. Eres tú la que tiene que estar bien ese día y si está es la decisión que te hace estar así sabes que es la correcta.

7. No busques sustituto

Tenlo claro, esto no es una búsqueda del “padrino ideal” o de aquel que sería un padrino como él. No, no lo hay.

Esta es la búsqueda del acompañante para uno de los paseos más importantes de tu vida, la búsqueda de ese hombre que te sonría en soledad minutos antes de hacer tu entrada, el que te sostenga del brazo y el que se deje sostener, el que te acompañe, el que camine al compás de tu paso, el que con sólo mirarlo sus ojos te digan eso de “no estás sola, todos estamos aquí por ti y contigo”, el que se infle de orgullo, el que esté tan nervioso que no sea capaz de decirte nada, el que se le escape una sonrisa de esas que no se puedan evitar al verte de blanco, el que te acompañe a ti y el que, como tú, también piense en ese momento, por un instante o por muchos, en él, en el que es el padrino. Porque sí, estar no es sinónimo de no ser y tu padrino no está pero es.


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