Muchas de vosotras no estáis hartas que una y otra vez os estén “regañando” por no hacer bien las cosas o por no hacerlas cómo le gustaría a los demás? pues hasta aquí hemos llegado!
Nos tenemos que encargar de la criatura, de la casa, de nuestro trabajo en la oficina,…en vez de dos manos tendríamos que ser un pulpo con ocho brazos. ¿He dicho ocho? nooo, por lo menos veinte brazos. Y en vez de darnos de tanto en tanto alguna palmadita en la espalda (que también nos gusta) parece que les encanta rejonearse delante de nosotras recriminándonos aunque sea un pequeñísimo error que hagamos podido cometer durante el día entre las dos cientas mil cosas que hagamos hecho! Ya podemos hacer cien cosas requetebien que si la cagamos en una ya te la están echando en cara, y no sólo una vez, sinó una y otra y otra y otra y otra vez. Seguro que todas nosotras tenemos a gente así a nuestro alrededor.
Pero a ver, ¿se piensan que nos equivocamos a breve o que nos gusta cagarla a cada paso que damos?
Sí, lo accepto:
- Se me olvidó meterle en el biberón la dosis de jarabe para la tos.
- Le puse mal el pañal y se mojó todito entero.
- Compré otra caja de cereales sin darme cuenta que ya había una en la dispensa.
- Lo perdí de vista un segundo y se comió la tierra del parque.
- Compré la tetina que no tocaba para ese biberón.
- Sin darme cuenta quité el cinturón que sujetaba la sillita del coche y tardasteis tres horas en volver a montarla (pero que conste que la culpa no es mía sinó de los ingenieros que las diseñan…hay que tener un máster para saber ponerlas!!).
- Le abrigué demasiado y casi coge el sarampión.
- Dejé el pañal en el comedor durante todo el día y no hubo ambientador que ambientara el comedor en una semana.
- He comprado hasta 5 termómetros (pero jopainas, ninguno va bien!!). Por cierto, aprovecho al ocasión para que si alguna de vosotras conoceis de un termómetro de esos que marca la temperatura rápido que vaya bien, por favor, decídmelo.
- etc etc etc
Pero, ¿sabéis qué? que al menos no tengo miedo a equivocarme, sinó no haría ni la mitad de cosas que hago y que los que tanto me recrimináis no hacéis. Lo que verdaderamente me atemorizaría sería equivocarme y no ser capaz de reconocerlo.
Siempre intento poner remedio a todo lo que pueda. Casi todo tiene solución, no? entonces, ¿para qué darle tantas vueltas? seguro que hay un montón de cosas más interesantes en las que podríais fijaros en vez de mirar cuántos termómetros he comprado.¡ Somos mamás y no robots!
¿Qué la vuelvo a fastidiar? A caso existe algun manual de la humanidad que dicte que debemos ser perfectos?!
¿Que siempre caigo dos veces en la misma piedra? Pues volveré a levantarme y quitaré la tercera.
¿Qué segundas partes nunca fueron buenas?…y qué!! Me gusta buscar excepciones.
Para mí no es un defecto el errar. La gran virud no es ser mister o miss perfección, sinó el no tener miedo a equivocarse.
Errar te enseña. Así que si me equivoco, corrígeme. Que aprenda o no después ya será cosa mí. Y punto.
Para todos aquellos que os metéis donde no debéis o que practicáis como deporte nacional el criticar a los demás, ¿sabéis qué os digo?