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¿Quién nos protege en Internet?

Publicado el 09 junio 2011 por Monotematicosfm @curnom

¿Quién nos protege en internet?

Poco o nada podría prever Gutenberg en el año 1440 de cómo la información llegaría a las casas de millones de personas en el mundo. Aún a día de hoy, un gran porcentaje de la población sigue sin vislumbrar la enorme maquinaria, esfuerzo e importancia que Internet, la imprenta moderna, ha supuesto en las comunicaciones entre, ya no sólo los países, sino los distintos continentes.
De todas formas, al igual que lo que le ocurrió al propio Gutenberg, ha tenido y sigue teniendo problemas muy graves que hay que solucionar cuanto antes. Uno de los problemas más destacados, que a menudo es utilizado como principal caballo de batalla para los más afincados en ideas menos progresistas, es la seguridad en internet.
Precisamente esta cuestión ha sido abordada por multitud de cabeceras y medios especializados en los últimas semanas. Esto ha sido debido a que se ha producido uno de los robos de datos más importante que se registran en los últimos años a la multinacional Sony en su plataforma de videojuegos, y una vez escuchadas las 'breves' disculpas de Sony en el E3 de Los Ángeles, hemos querido analizar de manera más profunda en que ha afectado y afectará esta situación.
Este robo de datos sin precedentes ha afectado a personas de todo el mundo que habían depositado su confianza en estos servicios de compra online. Más de 70 millones de cuentas registradas a lo largo del globo han sido comprometidas a manos 'anónimas' para su libre uso, estando entre esos datos: nombres, direcciones, contraseñas y, una de las cosas más importantes, números de tarjetas de crédito.
Los más puristas se llevarán las manos a la cabeza y acudirán al viejo dicho: 'ya lo dije', pero la realidad de la situación es mucho más compleja, ya que a día de hoy la compra online supone una de las principales formas de adquisición de productos. ¿Estamos seguros en Internet?
La respuesta a la anterior pregunta es un rotundo 'no'. La World Wide Web no deja de ser una gran ciudad en la cual hay que llevar el bolso bien apretado y la mente clara antes de realizar ninguna compra con cualquiera que se presente. Al igual que no compraríamos medicinas del capó de un coche, no haríamos ningún tipo de transacción con la primera página desconocida que encontremos navegando en la web.

Volviendo al tema de robo de datos a Sony, puede que nos suscite la pregunta de cómo una gran empresa ha podido realizar un error de tal calibre que ponga en duda su fiabilidad y en riesgo a sus usuarios. Así llegamos a la conclusión de que incluso los grandes de la industria pueden ser descuidados en cuanto a estas tecnologías se refiere, haciéndonos incluso más conscientes de los problemas que Internet conlleva y de cómo poder lidiar con ellos.
Lo primero que se nos puede venir a la cabeza podría ser que a estas grandes empresas las controlan, en cierta medida, los propios estados nacionales y organismos de protección al consumidor, estando totalmente equivocados. Internet ha abierto una nueva forma de eludir leyes, y en este caso las de protección de datos, ya que los servidores físicos donde se aloja esta información se encuentran en EE.UU, siendo su jurisdicción investigar este robo de usuarios de todo el mundo. Esto no hace más que evidenciar el poco respeto que se le tiene a la red de redes, ya que conociendo esta situación, se podría haber obligado a Sony a poner los servidores donde se recogieran los datos de los usuarios españoles en el mismo país, pudiéndoseles juzgar así con las leyes de protección de datos españolas, que son más estrictas que las estadounidenses. Ante esta impotencia, FACUA sólo ha podido recomendar a los usuarios que se han visto afectados por este robo de datos la cancelación de sus cuentas bancarias y cambiar las contraseñas, denotando de nuevo la gravedad del hecho.
Otro punto a destacar sería el de las empresas que utilizan estos medios para poder realizar sus distintas actividades financieras, como podría ser, en este caso, la venta y distribución de software de entretenimiento a través de la plataforma de descarga de Sony. En palabras de Helena Careaga, miembro del departamento de prensa de Namco Bandai Partners Ibérica, 'como distribuidora luchamos por conseguir evitar la piratería en todo término ya sea como en este caso en el que se realiza una intromisión a los datos personales como en el caso en el que se realiza un ataque a un producto'. Esta 'piratería' en las bases de datos, como hemos podido observar, es dañina de una manera bastante grave en diferentes empresas del mismo sector del videojuego ya que el propio usuario se ve ultrajado y puede llegar a decidir no depositar su confianza una vez más en estas compañías de distribución de productos digitales.
Aunque hemos podido ver en que puede afectar a la gran empresa, como puede ser el caso expuesto de Namco Bandai Partners, mucho peor es la situación de pequeñas empresas que se sustentan económicamente con este boom de lo digital. Como nos pudo comentar Jasper Koning, responsable de marketing y prensa en la compañía alemana dedicada a la venta de software digital Ronimo Games, es imposible prever cómo esta situación se desarrollará en el futuro, ya que al haber minado la confianza del consumidor este puede reaccionar de forma reactiva. De todas formas, como continua comentándonos, de momento parece que los usuarios han sabido mantener la calma, viendo su negocio estable en otras plataformas en las que se pueden adquirir sus productos.
Habiendo profundizado en el tema de la pequeña y la gran empresa que ve amenazado su modelo de negocio, tenemos que centrarnos en uno de los elementos clave del problema de la inseguridad digital: el usuario. Cada día, millones de personas utilizan Internet para realizar sus labores más cotidianas, como trabajar, comunicarse con otras personas o incluso hacer la compra. De igual manera, aunque veamos que este sistema de comunicación global esta tan afincado en nuestras vidas, no se puede decir que el propio usuario sea consciente de la importancia de esta seguridad digital. En una encuesta realizada a algunos usuarios este dato se confirma, aunque con reservas. Una de esas excepciones se ve expuesta en uno de los testimonios que pudimos recoger que decía así: 'Recurriré preferentemente tanto a la venta en mano como a métodos seguros de compra online en los que tenga confianza, como PayPal.' Este alegato lo hemos podido escuchar bastantes veces, destacando cómo los consumidores habituales se decantan por otras formas de pago, incluso online, no siendo esta catástrofe algo demasiado alarmante para el comercio online en un inicio.

No es raro ver como gente de diversas edades facilita sus datos de forma 'airada' por las populares redes sociales, datos que nunca revelarías a un extraño en condiciones normales. Esto se agrava en el momento en que, aprovechando esta relajación de las actitudes en Internet, cualquier 'ciber estafador' entra en contacto con su víctima y, haciéndose pasar por tu proveedor de internet o cualquier otra persona, consigue sustraer información tan importante como números de tarjeta de crédito, contraseñas, información personal… Es cierto que robos de datos como los que hemos expuesto aquí a grandes empresas como Sony son imposibles de atajar por parte del usuario, pero si es más probable poder minimizar los daños con unas pequeñas precauciones: poner diferentes contraseñas, utilizar tarjetas de crédito independiente en la compra online, etc., pudiendo llegar a entender que este 'demonio', el cual es el posible robo de datos en internet, puede ser eliminado o reducido en gran medida con la colaboración de las personas que utilizamos esta indispensable herramienta.
De todas formas, como nos hizo saber Sara Vega Gil, directora de marketing y comunicación de Pyxel Arts, 'no es fácil mantener un sistema 100% seguro, pero debemos poner todos los medios y procedimientos a nuestro alcance para el usuario pueda consumir con tranquilidad', quedando patente como este problema debe ser atajado desde los frentes posibles: las empresas dedicadas a este sector y el propio co
nsumidor.


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