Revista Opinión

Quién pierde su vida por mí, la encontrará

Por Campblog
Quién pierde su vida por mí, la encontrará
Ver en ti el amor y la compasión de Jesús es la acción más grande que podemos ofrecer a Dios, así lo estaremos alabando todo el día, lo estarás alabando todos los días de tu vida, en nuestro trabajo, en la casa, con nuestros amigos, familiares, en la iglesia, en tu grupo apostólico y con todos los que nos rodean, y que encontramos en las calles, hospitales, asilos, en todos esos lugares en donde prestamos alguna vez un servicio voluntario.
En esta ocasión vamos a orar con la Biblia en San Mateo capítulo 16, versículos del 21 al 27, este texto nos invita a que abramos bien los ojos, y reconocer que solo hay un camino que nos lleva a la alegría y a la vida, sin nos desviamos nos puede conducir al pecado y a la muerte, y dice:
21 A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. 22 Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: —¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Esto no te puede pasar! 23 Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Apártate de mí, Satanás, pues eres un tropiezo para mí! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres. 24 Luego Jesús dijo a sus discípulos: —Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará. 26 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida? 27 Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho. Palabra del Señor
Hace muchos años cuando el gran general romano Julio César, desembarcó con su ejército en Cádiz (una pequeña ciudad en el extremo suroccidental de España), se paró en una estatua de Alejandro Magno y que, al verla, se conmovió y se echó a llorar amargamente. Sus generales quedaron consternados. Y César, mirando su asombro, les dijo: “Lloro porque, a mi edad, Alejandro era ya señor de la mayor parte del mundo, y yo todavía no he hecho nada”. Y tú, ¿qué has hecho por Dios a tu edad? ¿qué te gustaría hacer por él? Por favor, tomate tu tiempo ahora o durante el día para dar una respuesta adecuada a esta pregunta.
Alguna vez haz sentido mortificación, sabes lo que es, la mortificación es hacer algo contrario a lo que sentimos, a tu disposición personal, por ejemplo: Hay un niño de casi ocho años, que odiaba las ciruelas, así que su mamá le puso unas ciruelas en su plato y se negó a comercelas. Ella lo amenazo con Dios y le dijo: -Si no te comes esas ciruelas Dios se va a enojar contigo. A él no le importaba porque de todas maneras no se iba a comer las ciruelas. Dios está bien molesto contigo, vete a la cama. Y se fue a la cama, durante la noche hubo una terrible tormenta eléctrica y ella tenía miedo de que él estuviera asustado, así que fue a su cuarto en silencio, y él estaba parado con las cortinas abiertas mirando a la tormenta y le dijo: -Todo este alboroto por dos ciruelas. Y así es como algunos de nosotros tratamos a Dios, amenazamos a los otros con Dios, y Dios es un Dios amoroso, pero que también es justo, no olvides eso, pues es preferible un buen coscorrón o jalón de orejas que escapar de ellos e irnos derechito al infierno.
Yo no los quiero desanimar, pero tenemos tan poco tiempo en está vida para entregarle algo a Dios. Caín y Abel, en cierta ocasión ambos le hicieron ofrendas a Dios. Caín le ofreció una parte de sus cosechas, el fruto de los campos, mientras que Abel decidió ofrecerle la mejor y más grande de sus ovejas. Dios quedó complacido con la ofrenda de Abel. Y Caín se sintió muy enojado con Dios y con su hermano, y mató a Abel. Cada quien ofrece lo mejor de lo que produce; Caín no puede ofrecer ovejas porque su vocación es labrar la tierra. -Voy a ir a la cárcel a evangelizar, y terminas enamorándote de una reclusa, tiras por la borda tu matrimonio y por si fuera poco también haces que ella rompa el suyo, lo que iba a ser una ofrenda termino en un desastre.
Quién pierde su vida por mí, la encontrará; ¿Que vamos hacer tu y yo? ¿Qué le vamos a ofrecer a Dios? piénsalo muy bien, el discernimiento es muy importante, hay que conocerse bien a uno mismo, es propio del mal espíritu crear contradicciones, hay que discernir, -sí, voy a ir a la cárcel a evangelizar toda la semana; Pero sabes que vas a descuidar con eso a tu familia, entonces tienes que discernir hasta donde, cuanto tiempo es bueno.
Seguir a Jesús exige, evidentemente, salir de nosotros mismos, de nuestros razonamientos, de nuestra «prudencia», de nuestra indiferencia, de nuestras costumbres. Dejemos que Jesús sea para nosotros el camino, la verdad y la vida. Dejemos que sea nuestra salvación y nuestra felicidad.
Tu Amigo, Daniel Espinoza ¡Consuela a mi Pueblo! Blog

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