Voy a tener una Xata. Para ser exactos una Xata Roxa Culona Asturiana de los valles. Está escrito en las estrellas, y todo el mundo sabe que lo que dicen unas bolas gigantes de fuego que flotan en el espacio exterior es incuestionable.
Una noche de la semana pasada unos amigos y yo nos hicimos con unas papeletas (cada uno la nuestra, evitando futuras trifulcas) para la rifa de una Xata. Estábamos tomando algo cuando nos las ofreció una chica alemana con un acento asturiano gracioso y una retórica convincente (no nos engañemos, a esas horas todo nos resultaba gracioso y convincente), y claro, vimos la ganga. ¿El sorteo dentro de cinco meses de una xata que (lógicamente) aún no nació? ¿CUÁNTO HAY QUE PONER? El 13 de octubre es el día, y acertar las cuatro últimas cifras de la Lotería Nacional el objetivo. Podemos.
Ya estoy pensando nombres. El primero que me vino a la cabeza fue Clarabella, como la novia de Goofy, pero como suena demasiado a vieja, y mi vaca, al menos durante sus primeros años de vida, será un animal rebosante de juventud, lo desestimé rápidamente. Hasta que tome una decisión en firma la llamaré cariñosamente Xata Roxa Culona Asturiana de los valles (y de todos los santos).
Como el sorteo es en octubre, supongo que hasta noviembre no podrá venir conmigo. Es decir, justo a tiempo para inaugurar la temporada de entrada libre de mascotas en la playa. No veo la hora de ir con Xata Roxa Culona Asturiana de los valles a la arena de San Lorenzo, y que socialice libremente con otros colegas animales mientras le tiro una pelotita y me la devuelve. Vaya emoción.
La xata se va a quedar conmigo, en mi casa, o mejor dicho, en el mismo edificio en el que vivo. Yo no tendría ningún problema en subirla, pero al darse la circunstancia de que comparto piso, y teniendo en cuenta que vivir conmigo ya conlleva alguna que otra rareza, la opción de instalarla en el salón (lo que me parece lo más natural y cómodo para ella) queda descartada por completo. Estudiadas todas las demás opciones, lo mejor sería atarla junto al ascensor, donde hay un espacio holgado para que un buen bóvido instale cómodamente sus posaderas. Además, estaría en un lugar privilegiado para saludar a mis vecinos nada más abrir la puerta. Muuuuuu. Y si quisiesen, podríamos usar sus cuernos como tendal comunitario. Evidentemente, el hecho de que mi edificio esté habitado por gárgolas octogenarias puede ser fuente de conflicto (es posible que las generaciones de antes no vean del todo bien cohabitar con una vaca. Rancios), pero intentaré hacerles ver las maravillas de convivir en pacífica armonía con una xata guapa, sana y limpia. Para este menester, lo primero que propondré será disponer de un biberón junto al ascensor (pagado con cargo a la comunidad, claro) con el que todos los vecinos le puedan dar de comer a diario durante los primeros meses. Esas cosas unen. En cuestión de tiempo los veremos a todos con camisetas que pongan I (L) XCRAdlv.
Que nadie lo dude: tengo pensado sacarla a pasear. Porque una vaca no es un animal para tenerlo encerrado todo el día en casa. Sería una crueldad. Pero nada de ir por ahí pegándole zurriagazos en el culo con un palo y gritándole sonidos ininteligibles tipo "uuuuuuuaaaaaa, chachachachachacha". De eso nada. Iremos en igualdad de condiciones; en paralelo (si lo ancho de la calle nos lo permite). A lo sumo, la llevaré con correa, por si le da por salir disparada detrás de una paloma. Un detalle a tener en cuenta es que la zona en la que vivo es una mezcla de señoronas y señorones de Gijón y modernillos-hipsters, así que para ganarme a los primeros le pondré un pañal con el que evitar posibles miradas clasistas de desprecio (como si ell@s no cagasen), y para hacerme caer simpáticos a los segundos le cortaré el flequillo rollo mod. No va a haber quién nos pare. Evitaré deliveradamente itinerarios de paseo en los que pasemos delante de carnicerías y charcuterías, por si la criatura me sale sensible y aprensiva, y procuraré también acercarla de vez en cuando hasta esa tienda en la que uno de sus congéneres baila de forma tan vergonzante en el escaparate. Será una lección vital para hacer de ella una vaca rockera. Tolón, tolón.
Y en cuanto llegue el buen tiempo, iremos a la Cuesta´l Cholo (al Lavaderu no, que es de chonis) para que tiemblen los guais que van con sus perrones devoradores de niños a tomar unas cañas al sol. En cuanto me vean aparecer con la xata, seré lo máximo. Y si su presencia supone alguna molestia en lo referente al espacio que ocupa (esta maldita sociedad siempre estigmatizando el sobrepeso) solicitaré el permiso para aparcar en zona azul por ser residente del barrio. Todo controlado.
Sí, lo sé. Éso que sentís ahora mismo se llama envidia. Porque ¿quién quiere ser millonario pudiendo tener una xata culona?
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¿Quién quiere ser millonario (pudiendo tener una xata culona)?
Publicado el 23 mayo 2012 por Papá PingüinoTambién podría interesarte :