Quien siembra vientos...

... recoge tempestades. Al menos eso dice el refrán. Aunque en este caso lo sembrado fueron tempestades y lo recogido, de momento, solo son suaves vientos.Algún grupo desconocido de Grecia, quizá de reciente creación, está enviando paquetitos bomba de escasa potencia a las legaciones internacionales en Atenas, e incluso uno ha llegado a la cancillería de Berlín, donde reina Angela Merkel.Creo que nadie duda de que el origen de este grupo es la lucha del pueblo griego contra el ultracapitalismo rampante que nos imponen en todo el mundo con la excusa de la crisis mundial creada por el propio capitalismo y que estamos pagando los de siempre, los trabajadores y las clases medias, mientras los más pudientes, lejos de arrimar el hombro y de apretarse el cinturón, se enriquecen aún más. En Grecia la crisis es especialmente grave porque el pais no tiene la proteción social que España, y ante la medidas salvajes los trabajadores se echaron a la calle dando una lección a la clase obrera europea y a los sindicatos de UE, que, salvo honrosas excepciones (Francia), han permanecido pasivos.El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la propia Unión Europea presionan para que los países tomen medidas drásticas de recortes sociales que aparejan destrucción del Estado del Bienestar. Es decir, una vez más, se carga todo el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores.En esta situación, ¿a alguien le puede extrañar que ante el radicalismo salvaje del Capital o del Mercado (como lo queramos llamar) surjan grupos que quieran responder también con métodos salvajes? A mí no me extraña. En Grecia hubo recortes y agresiones brutales a los trabajadores y la respuesta de estos puede ser brutal. Ya se está viendo. Cuando a la gente se le pisa el cuello, lo normal es que grite, e incluso que muerda.¿Puede darse en Francia también, donde Sarkozy ha hecho oídos sordos al clamor popular contra el retraso de la edad de jubilación? Podría darse.¿Y en España? Que a nadie le extrañe que reaparezca el GRAPO o algo parecido. No está lejano el recuerdo de las Brigadas Rojas, en Italia, o de la Fracción de Ejército Rojo, en Alemania. Son grupos extinguidos, lo que tiene su lógica en un estado social en el que se garantiza un mínimo de igualdad entre sus ciudadanos. Pero cuando el equilibrio se rompe, la injusticia social crece y las diferencias económicas se hacen tan abismales y avasalladoras como está ocurriendo hoy día, se está poniendo el caldo de cultivo para que esos movimientos violentos y autocalificados como vengadores, renazcan.  ¿El Mercado es capaz también de asumir esto?